Selu García Cossío: “Puedo decir con orgullo que vivo del Carnaval de Cádiz”
"En el musical fluye el personaje de manera natural y hace lo que quiere, no como en el Concurso. La sensación es de haberme soltado el collar después de tanto tiempo"
José Luis García Cossío ‘Selu’ ha encarnado a numerosos personajes, piezas que como un puzle han ido conformando su destino. Asegura que tiene mucho de lacio, de titi, de hijo de maruja y alguna vez borracho. Una fauna salvaje inspirada en la vida real. En realidad este chirigotero de las mil caras es un poco de todos y un mucho de ninguno. Y ya que empezó como comparsista con el inolvidable Villegas, le enfundamos el tipo del intrépido explorador que se orienta por caminos sinuosos e inciertos. Con respecto a la proyección, no resiste comparación con ningún otro compañero y para muchos aficionados del ‘extranjero’ (cruzando los dos puentes) es el mejor embajador de la marca Cádiz y de su Carnaval. Ahora, sin brújula, con un mapa trazado por él mismo, se embarca en una nueva aventura: un musical. Un musical “de Cádiz para la humanidad”.
-Dice que este musical es el sueño de su vida ¿Cuándo empezó a soñarlo?
-Hace ya cinco años tenía la idea de rescatar los personajes para hacer un musical, darle más desarrollo que los 20 minutos de una actuación en el Falla, con música, teatro…
-¿Y cuál ha sido la principal dificultad?
Que lo hemos tenido que financiar nosotros, con un coste muy elevado. Pero la ilusión ha podido con todos esos inconvenientes económicos. Nos ha obligado a desembolsar mucho dinero en escenografía, desplazamientos, dietas, peluquería, vestuarios… muchos gastos.
-¿Es más difícil hacer un musical o sacar una chirigota?
-Jejeje. Pues una chirigota es más difícil porque te sometes a un examen no sólo ante los demás, sino contigo mismo y con todo lo que has hecho antes. Este musical en realidad ha sido un desahogo para mí porque tenía muchas cosas en la cabeza y quería, necesitaba, profundizar en los personajes. En la vida de las marujas, del borracho, del titi, y de todos ellos.
-¿Ha costado tejer todas esas historias o han fluido con facilidad?
-Ha fluido porque teníamos las ideas. pero luego plasmarlo y teatralizarlo, hacerlo más dinámico, conlleva un enorme trabajo creativo.
-¿El guion es todo suyo o ha contado con colaboraciones?
-Es mío, me encanta pelearme conmigo mismo. Eso sí, en la chirigota escuchamos todas las opiniones, con el máximo respeto. Todos aportan algo.
-En ese ‘Universo Selu’ da la impresión de que la media hora de actuación en el Falla no es más que una pequeña parte de las vidas que ha imaginado.
-Efectivamente. Así es. Yo pienso en un ‘enterao’ y visualizo toda su vida. Pero luego tengo que encorsetarlo todo en una música, durante un tiempo concreto, someterlo a unas reglas, sujetarlo a un repertorio. En el musical fluye el personaje de manera natural y hace lo que quiere, no como en el Concurso. La sensación es de haberme soltado el collar después de tanto tiempo.
-Esos personajes tan inspirados en el mundo real.
-Yo tengo mis musas y mis ‘musos’. Son personajes callejeros y ellos nunca lo sabrán.
-Siempre le pregunto pero no hay manera.
-Jajaja. Hay alguno que incluso se me ha acercado para decirme que ese personaje no puede existir en la vida real. ¡¡¡Y estaba inspirado en él mismo!!! El pesao de Juan (‘Si me pongo pesao, me lo dices’) me dijo que ese tío no podía ser verdad.
-¿Y cuál es el Selu?
-Yo soy todos. En realidad yo no escribo ni una línea, son todos los personajes porque es una especie de ‘método Stanislavski de Cádi’. Si no me sumerjo en ellos no me sale ni una idea. Pepi hizo el repertorio ella misma.
-Sí, sí. ¿Pero quién es el que más se parece a usted?
-Muchos tienen un poco de mí o de mi vida. Mi madre me decía que era muy lacio, y ella era muy maruja. Siempre he sido un titi, borracho a veces, rico menos veces. En los porculines me acuerdo del nacimiento de mi hijo mayor.
-Estrenan en el Falla, pero han anunciado actuaciones en Barcelona, Madrid, Sevillla… ¿cambian algo en función del escenario que pisen?
-Este es un musical de Cádiz para la humanidad. He intentado imponer el humor de Cádiz porque es muy entendible, en un lenguaje que se pilla fácilmente. He visto un teatro en Costa Rica reír sin parar con la chirigota. En un pueblo de Segovia que no sabían ni quienes éramos, que no sabían ni lo que era una chirigota, tuvimos uno de nuestros mayores éxitos y ellos descubrieron un mundo nuevo. Aún así, en cada actuación incorporamos cosas, improvisamos, porque yo quiero que el musical esté muy vivo.
-¿El público de Cádiz es el más exigente?
Es que aquí es diferente. Fuera no compites, en Cádiz disputamos con nosotros mismos y con el resto, y te van comparando. Pero fuera del Concurso siempre el cariño es tremendo. En un cuarto de hora hemos vendido las entradas para los días de estrenos. Además, con el paso de los años noto como los personajes gustan más. La Pepi o las marujas son como el menudo: lo dejas un tiempo apartado y está mas bueno.
–¿Hay alguna cara nueva en la chirigota o son los mismos de siempre?
-Esta chirigota es un todo. Sólo perdemos compañeros por el camino, pero yo no tengo intención de prescindir de nadie.
-No nos podemos olvidar de Paqui Sibón y el golpe durísimo que acaba de encajar este grupo.
-Muy fuerte. Por los años que llevamos juntos, porque somos una familia y porque era un crack que llevaba todo para adelante. Estará con nosotros en el escenario, eso seguro.
-Entremos en caminos más peliagudos. ¿Este musical supone su despedida del Carnaval, del Concurso?
-No, no tengo intención de irme. No pienso en el futuro. Pero es cierto que entras en una rutina de hacer una chirigota cada año y ves como la vida pasa volando, de una en otra. Yo necesitaba este paro biológico. Se da la circunstancia favorable de que no participamos esta vez en un Concurso que será rarísimo.
-¿Está de acuerdo con el cambio de fecha del Carnaval gaditano?
-Yo confío en las autoridades. Vemos que la pandemia se resiste y está subiendo en otros países cercanos. Las decisiones políticas las pongo en duda pero las técnicas, las de los expertos y profesionales, no.
-Jesús Bienvenido triunfa de gira con ‘El balsero’. Tino Tovar cosecha éxitos con Clandestino y Selu ahora se pasa al musical. Vemos que se están explorando caminos inciertos.
-Debe ser un orgullo para Cádiz. elevan el nivel del Carnaval y de lo gaditano. Hemos conseguido que una fiesta muy local, por diversas circunstancias, ahora está llegando muy lejos. Y si encima le damos una vuelta más, es muy de agradecer.
-¿Pero no hemos de temer que los autores con más talento al final dejen de participar y hacer Carnaval en Cádiz?
-Si fuera así, también sería un orgullo- Las grandes cosas empiezan siempre de una manera incierta. Lo que estoy convencido es de que siempre habrá Carnaval. Está muy vivo. con muchos autores, intérpretes, aficionados. Esto sube el nivel de calidad, y cuando unos falten, estarán otros.
-Ya imagino que todos los componentes estarán dedicados al musical. A nivel laboral, me refiero.
El que puede trabajar está trabajando, y quien no pues combina el paro o el subsidio… somos lo menos que se despacha en artista. Por desgracia, Cádiz no puede aspirar a vivir del artisteo.
-Si se habla de la profesionalización en el Carnaval, ¿la chirigota del Selu puede ser el paradigma?
-Es un orgullo que las agrupaciones de Cádiz ganen dinero, la oferta y la demanda es maravillosa. Yo puedo decir con orgullo que vivo del Carnaval de Cádiz, y lo hago gustosamente. Todo aquel que lo rechace me parece hipócrita. He renunciado a trabajos en radio y televisión, hago una chirigota y la intento hacer lo mejor posible porque me gano la vida con ello. Aquí hay gente que eso no lo ve bien, pero en otros lugares como por ejemplo Sevilla nadie discute que se contrate a un cantaor o a un grupo flamenco.
-Ha cerrado giras por toda España. ¿El musical del Selu cruzará fronteras?
-Me encantaría llegar a América. Estoy deseando ir a Uruguay y es que me apasiona hacer patria, llevar el nombre de Cádiz por todos los sitios posibles.