Este espacio está dedicado a aquellos carnavaleros que en este mes dividen sus destinos y pasan de familiares a rivales. Paz, haya paz. Todos se llevan de maravilla (al menos estos nueve componentes). Los hermanos Javi y Jose Otero se enfangaron la misma noche del martes 27 en una refriega espectacular. El primero y pequeño defiende el repertorio de Quiñones, el segundo embiste con las letras de Aragón. «Nos dimos un abrazo cuando nos encontramos en el Teatro. Nunca nos enfadamos», apuntan. Les encantaría volver a fundir sus caminos, como en Araka o Los Regaera, «porque lo malo de esto es que no podemos ganar los dos, y salir con un hermano es mucho más gratificante». Eso sí, los meses previos evitan hablar de sus comparsas, guardan en el más absoluto secreto las sorpresas. Ni una pista.
El espíritu competitivo provoca que todos deseen salir victoriosos, «a uno lo que más le gusta es lo suyo», señala Pedro de los Reyes, del coro de Zamora. «Me cabrearé con ella diez minutos, pero si alguna vez sucede ¿quién mejor que me gane que mi hija? Antes que un malaje…», comenta Julio Pardo. José Manuel Valdés es el único que no lo ve claro del todo. «Espero que no me supere mi esposa porque se cachondearán de mí en todo Cádiz. Aunque pensándolo mejor, debe estar bien que cuarenta mujeres estén encima mía», bromea con el coro femenino de su señora, Tirabuzones.
Esos comentarios quedan deslegitimados por los cables que le ha echado en estos meses, con ideas y cuplés. No es el único. Perico ha enseñado a su hijo, tocayo, la mejor forma para cantar en la cuerda de los bajos. «Me ha dado un montón de consejos», dice el niño, de El Súpercoro. «Mejor cantar con el diafragma que con la garganta, chiquillo, que uno ha ganado técnica con los años (más de 30)». Julio también aconseja a su descendiente, «le he corregido algunas palabras más complicadas de vocalizar, pero no he escrito ni un punto».
No hay enfados, «también porque estamos a otro nivel», reconoce Lucía, «aunque dice que nos van a dar un revolcón», contesta el padre. «Mi hermano Perico es muy cargante, pero siempre en tono de broma», declara Maribel, que toca la bandurria en Los celtas largos. «Un año mi padre y yo no ganamos, y él quedó primero en la comparsa juvenil, y estuvo un mes riéndose de nosotros porque había quedado por delante». «Bromas normales, sin hacer sangre», puntualiza el progenitor. «Yo por ahora le gano a mi hermano dos a uno», se ríe Javi de Jose.
Nadie levanta el tono. «Porque ahí está el sheriff, mi mujer, para controlar», apunta Perico. Ella tiene que triplicarse, en ensayos y actuaciones, para no quedar mal con ninguno. La esposa de Pardo disfruta con su hija y se pone nerviosa con el de su marido. La niña mayor de Valdés y Juani «se queda con el coro de la madre, y ya se sabe el estribillo». «La nuestra no se mete en ná», finalizan los Otero. Por la cuenta que le trae.