Pedro Romero: «Yo no voy al psicólogo ya que el Carnaval es mi terapia»

Vuelta y Vuelta

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-¿Por qué su vuelta al Carnaval el año pasado, después de algún tiempo sin componer?
-El Carnaval es para mí una terapia. Con el paso del tiempo, la persona ha ido ganando en estrés, angustia. La gente va al psicólogo pero yo tengo mi propio medicina. Por las noches me quedo escribiendo hasta las cuatro, y si luego no me gusta rompo la página. Pero me encanta quedarme.

-Y su vuelta, con los gitanos.
-Necesitaban un autor. Yo soy un admirador de ellos, lo hacen muy bien. Es una forma particular de ver la fiesta, y eso enriquece. Es interesante para el Carnaval que la etnia gitana esté presente, para demostrar que no hay discriminación. Y tampoco puedo ocultar mi vena gitana. Con ellos me siento como en familia.

-¿Para cuándo su vuelta a la final?
-Yo hago todo lo posible, pero desde el 81 no logro ningún premio gordo. Cada vez hay más competitividad, los grupos de ahora tienen mucha fuerza, pero cuando trabajemos un año bien podemos aspirar a lo máximo. Y el año que me lleve el primer premio, me retiraré, lo mismo que empecé con un primer premio con Los maniseros. Es muy difícil, pero también lo era antes.

-¿El Carnaval ha dado muchas vueltas desde que usted empezó?
-Ha habido una evolución porque es la voz del pueblo, calco de la sociedad, y no va a remolque sino a la vanguardia. El problema es que se está desviando de la línea maestra con tanta guerra. Atacar a un compañero no es ético ni carnavalesco.

-¿Le han puesto de vuelta y media?
-He tenido una gran suerte. Me han cantado desde todas las modalidades y nunca me pusieron verde. Si atacan al terreno personal me puede molestar, pero en plan gracioso es un orgullo.

-¿A quién traería para dar una vuelta por Cádiz?
-A mucha gente, para que viera la riqueza y la libertad del Carnaval. Es verdad que Cádiz sonríe. Y que admiren su amabilidad y hospitalidad. Con una persona sólo no me valdría.

-¿A qué daría la vuelta en el mundo del Carnaval?
-A muchas cosas. La evolución no quiere decir degeneración. La revolución sirve para subsanar errores, para eliminarlos y no aumentarlos.