Valoración: PASABLE
“Aunque el océano despierte a sus gigantes”. Curioso concepto de estos Quijotes del mar, a bordo de su Rocinante. Han perdido la sesera navegando por la mar. Bonita puesta en escena, lástima de algunos deslices en la interpretación. ‘Ladran luego navegamos’.
Han bebido de las aguas de Tino Tovar en la confección de un pasodoble que recuerda constantemente a su última etapa. Hasta en la letra se asemejan, con el protagonismo de ese hijo que termina vistiendo su mismo disfraz cada febrero en una mágica simbiosis. Interpretado con calma, meciéndose el pasodoble sobre la barca. Contundente y bien escrita la segunda copla, una reprimenda al emigrante andaluz que reniega de sus orígenes, de su acento y sus ancestros. Grupo correcto, sin alardes, consciente de sus virtudes y sus limitaciones, conectan por su sencillez, y es que resulta fácil identificarse con ellos.
Chistes en los cupleses y un estribillo que recuerda a ‘El perro andalú’ en su arranque.
En el popurrí relatan sus desvaríos, pues estos viejos capitanes se mueven entre la locura y la cordura. “Lo que traigo mi amor no es mucho, pero es todo lo que tengo”. Es una manera propia de definirse. Suena bien la siempre arriesgada polifonía, mostrando una interpretación con pocas fisuras, con músicas que recuerdan a otras agrupaciones muy próximas en el tiempo. Les ha faltado salirse del guion, necesario para desmarcarse del amplio pelotón de comparsas que sueñan con volver.
La ficha de El Viejo capitán
FOTOS: Comparsa El Viejo Capitán en el COAC 2020