Valoración: REGULERA
Se abre el telón y, para iniciar la parodia, Perrichi aparece subido a la cofa de un barco de velas con cruz castellana. Es Juan Bermejo, Rodrigo de Triana, ataviado como un flamenco. A su vera, un guitarrista, porque, extrañamente, son cantaores. Irrumpen en la escena Cristóbal Colón y los hermanos Pinzones. Uno de ellos explica que el guitarra y Rodrigo de Triana son flamencos contratados para amenizar el viaje a las Indias. Colón no quiere “mi armas, que el viaje es muy largo”. Perrchi dice que es “Rodrigo de La Viña”. Y su compañero guitarrista, que arregla el césped, es “Paco Cespero”. Se van sucediendo, con más o menos tino, los distintos golpes, a veces rimados y otras no. Colón manda a Perrichi a la parte de arriba del mástil, al carajo, por lo que él le manda “a tomar por…”. Para compensar la falta de grandes golpes de humor, no van malotes de rigor histórico.
Llegan los cuplés, con acompañamiento de guitarra. El primero, cuenta que se compra un satisfyer pensando que es un termómetro. No coge bien la temperatura, pero le ha quitado el tapón del oído. Más forzado y se hunde la carabela. El segundo a que los hijos son del estado, está bien para que se vaya su hijo “que ya tiene cuarenta años”. Estribillo, en la línea del cuarteto, coreado a la segunda: “Me fui para Santa María, ahí conocí a una niña y me tomé diez pintas, ay Colón, qué colocón”.
El tema libre sigue la parodia con la continuación del viaje de Colón. La interpretación de Perrichi sigue salvando parcialmente la falta de letra, aunque, al menos, hay un hilo conductor claro, no es una mera sucesión de chistes. En uno de los momentos, Rodrigo quiere catar el vino y acaba emborrachándose. Dice que es un Ribera de Loctite, “porque no veas cómo pega”. Colgado en la cofa, a veces con sus juegos hace que no se preste atención a los compañeros, como el Olaf de los groenlandeses. . En la despedida, pequeño guiño a Manolo Santander.
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FOTOS: Cuarteto Vaya papa traemos en el COAC 2020