‘Tic-tac, tic-tac’. El tiempo mantiene su curso, el reloj marca las nuevas horas y la magia del Carnaval regresa a Tino Tovar. El mismo, auténtico, pero distinto. Con el poso que da el reposo, la tranquilidad que reporta la experiencia y los nervios de un estreno especial. Los artistas se aferran a las supersticiones para repetir sensaciones y hay un cambio a última hora. El grupo abandona la peña Juancojones para vestirse en un local de la calle La Rosa, con más espacio para sentirse más cómodos.
Allí emergen los arlequines, símbolo de la fiesta de las Carnestolendas. Refugio de la lluvia, amparo ante la tormenta. Las maquilladoras esbozan una blanca sonrisa que ya de por sí está iluminada por la renovada ilusión. Es una noche especial, distinta. La del regreso. Coplas inolvidables de los poetas muertos de este Carnaval se grafían en sus gorros, negro sobre color. ‘Si caminito del Falla’, ‘Me han dicho que el amarillo’…
Las fotografías de la comparsa preparándose para la actuación
Pinceladas sobre rostros limpios, que apuran para enfundarse el disfraz. El peso del reloj ha menguado, ahora permite una mayor ligereza en los movimientos. Facilidad para interpretar. Entre ellos está el autor, Tino, por el que apenas pasan los años y con una capa bermeja seguiría siendo el de Caiman. Departe con sus chicos y con los medios a partes iguales, transmitiendo calma, calmando su tempestad interior. Desgrana los múltiples detalles de un tipo que. como el repertorio, ha de digerirse lentamente para que sea posible paladearlo.
La amenaza de agua desluce un posible pasacalles. Apremian a los chavales; cuanto antes se salga, mejor, ahora que parece que escampa. Hasta el cielo afloja. Y entre risas, ante el mal tiempo buena cara, llega esta comparsa, la comparsa necesaria. ‘Oh capitán, mi capitán’.
“Es bonito que te esperen”
José Otero lidera sobre las tablas y entre bombillas y espejos al grupo. Es la voz, una década después de que vinculara su Carnaval a Tino Tovar. Y, fiebre, ha vivido un año “bastante difícil” lejos del teatro. Pero uno se da cuenta de que hacía falta ver esto de otra manera. Se disfruta más del resto, se respira diariamente sin nervios. La competición no te deja ser objetivo. Pero aún así, se me ha hecho largo”.
Se alegra de volver “con esta comparsa que es la que todos necesitamos, después de un año complicado. Muy carnavalera, muy gaditana; hacía falta algo así”. Un año más, pero diferente. “Nos esperan, lo percibimos. Son muchos comentarios que nos llegan, un deseo inmenso de encontrarnos de nuevo. Aunque sea una responsabilidad, es bonito que te esperen”.