La expansión que el carnaval de Cádiz ha protagonizado en los últimos tiempos tiene su génesis concreta en la cobertura que la televisión pública autonómica comenzó a brindarle a la fiesta del ingenio y que germinó en un boom mediático-televisivo en aquellos dorados años noventa.
Dos muchachos –sí, por entonces lo eran- aparecían en la pantalla dando vueltas por Cádiz de peña en peña, de bache en bache contando lo que hasta ese momento era solo accesible para un selecto grupo de conocidos cercanos. Los ensayos, la forma de componer al 3×4, las rumbas que algunos autores componían para sus actuaciones veraniegas, y los protagonistas más especiales de nuestra fiesta cobraron vida en un fenómeno espectacular. El carnaval, sin solución de continuidad, estaba pasando de circunscribirse en la ciudad de Cádiz a eliminar cualquier atisbo de frontera.
Aquellos dos muchachos comunicaban bien pero sobre todo conseguían algo mucho más difícil, tan tan difícil que no tiene explicación, pues además de profesionalidad en la ecuación entraba un componente de transmisión que irradiaba cercanía, verdad, afición, cariño y simpatía. Uno de la isla, el otro de Ubrique… y Cádiz como matria eterna de coplas.
El de Ubrique se llama Modesto, o como aquellos Auténticos Micromachines lo bautizaron: Humilde Barragán, uno de los culpables de que hoy el carnaval tenga la dimensión que ha alcanzado.
Siempre al otro lado del teléfono, siempre dispuesto a ayudar, siempre ofreciéndote su sonrisa, hoy en ‘el carnaval desde tus ojos’ carnavalearemos de la mano de Modesto Barragán.…
–¿Cómo se le queda a uno el cuerpo sabiendo que después de tantos años éste no presentará una final del COAC?
–¿Cómo?… ¿quién le ha dicho eso a usted?, home por favó. Eso cómo va sé. Ya verán como no.
–Jajaja. ¿Qué es el carnaval en la vida de Modesto?
–Una receta médica sin lista de espera y al mismo tiempo un sin viví, una enrritación constante.
–¿A qué época y modalidad recurre Modesto Barragán cuando quiere escuchar carnaval?
–¿No me estará llamando vieja gloria, no?. Cada año tiene su afán, amigo. Y cada febrero una ilusión que compartir, un anhelo en un repertorio, una niña de tus ojos, una mar de coplas, un trasnochador que se resiste, un pureta, un enterao, un borracho en una boda puede que del siglo, unos hombres del mar o unos braceros de pueblo, unos anticuarios del tanguillo, una viudas en po po pó y palomos cabrones, pájaros viñeros, Carapapas sin guitarra, callejeras sinvergüenzas…..cada febrero tiene sus pamplinas de la plaza mina y eso, amigo, como Nuestra Andalucía, no entiende de época ni de modalidad. Es Cádiz, que chochea a su modo.
–Para muchos aficionados aún ningún programa de carnaval ha conseguido mejorar a aquel ritmo del Tangay de los años 90. ¿Cómo fue todo aquello?
–¿De nuevo me llama vieja gloria?. Ay, aquellos felices 90… La Expo, las Olimpiadas, la Unión Europea, las bambalinas del teatro… Andalucía era un teatro. Aquello fue… ¿hace 30 años?, pues casi es historia (contemporánea, eso sí) y la historia nos juzgará.
–Volviendo al presente. Le hemos visto participar en el coro de la viña, pero ¿a Modesto le tira más la modalidad del tango que las demás?
–A mí lo que de verdad me tira son las lentejas con babetas, qué quiere que le diga. Pero si de fondo suena un tango de la gente de mi Viña (con mayúscula por favor), si de fondo suena un coro de primera que en Cádiz son unos cuantos… entonces ya me pido también unas papas con chocos, unos erizos en la esquina, un pasodoble del Noly en adobo y hasta una pipirigaña de postre completamente del todo. No sé si me explico.
–Se explica se explica, pero dígame ¿qué es lo que más va a echar de menos este carnaval?
–Rozarme, rozarme las dos alitas… Bueno, y las cariñosas llamadas de amigos, compañeros y conocidos de conocidos para rogarme una entrada imposible en el Falla, más los reproches de los que consideran que favorecemos o perjudicamos en los comentarios a según qué autores… y los churros de amanecida, y el periódico en la gasolinera, y ese frio mañanero que sólo Cádiz te regala después de un mes de concurso, con todas sus ojeras y sus castas toas…
–Y en esta situación rara de anhelos y recuerdos ¿qué deseo le pide al Dios Momo?
–Que lo queme, que queme bien quemao al pirata Covid. Al final no resultó tan gaditano como se presumía. Y que usted y yo y Cai entera -querido amigo- gocemos de una mínima salud para que en venideros febreros podamos seguir aquí mismo, riéndonos de los peces de colores. Y a llevarnos bien… lo que haya que llevarse.
La Voz del Carnaval
Modesto Barragán: «Echaré de menos las llamadas rogándome una entrada imposible»
«El carnaval es una receta médica sin lista de espera y al mismo tiempo un sin viví, una enrritación constante»
Por Jose Juan Ramos, 11:07 h.