Por primera vez y sin que sirva de precedente, no tengo nada que objetar a los primeros premios que este año ha otorgado el Jurado. Otra cosa sería entrar a valorar alguna de las agrupaciones que gozaron del privilegio de cantar en la final del Falla habiendo, bajo mi punto de vista, otras con mayores méritos para haber competido por tal honor. No se puede ni imaginar Juan Carlos Aragón lo que puedo llegar a entenderle, aunque no comparta las formas. A los que hablamos de más, siempre nos intentan poner un bozal…se ve que no encajamos con la estética que marca la sociedad.
Además, si el roce con el poder es de categoría, puede que incluso no llegues a quedarte en última posición, aunque tus coplas se hayan visto salpicadas con más insultos de la cuenta por circunstancias varias. En definitiva, nada que reprochar a los ganadores. Para mí han sido los mejores, ya no sólo porque me han emocionado con sus letras y música, sino porque me han contagiado alegría y buen humor en tiempos de crisis. Por este motivo, la final del 2010 me ha resultado más corta que nunca. Y no lo digo por la rapidez con la que se ha competido y el récord que se ha batido en este sentido; sencillamente necesitaba más por el gran nivel que ha habido. He echado de menos nombres destacados del Carnaval. Me ahorro mi interminable nominación de cada uno de ellos, no vaya a ser que se quede alguno en el tintero y se me enfade. Por más que lo pienso no sé quién dijo que la final era larga, así que sea quién sea, devuélvame alguno de los formatos antiguos, por favor. No puedo pasar por alto, faltaría plus, la «novedad» de comunicar el fallo con público en el Teatro.
Me ha hecho gracia leer que ha sido para evitar la frialdad que supone hablarle a las butacas. En la presente edición, la coincidencia de opinión con respecto a los galardones estaba claro que iba a provocar sonoras ovaciones. Además, el hecho de poder comprar las entradas por Internet, facilita que haya también gente de fuera de Cádiz, con pocos lazos afectivos que, sin duda, reducen el grado de cabreo o decepción. Invito a que los responsables reflexionen sobre el porqué se terminó dejando vacío el Templo de los ladrillos coloraos. De momento, para descansar hasta el año que viene. ¡A disfrutar de la calle pese a la lluvia!
Me supo a poco
El apunte
Por Nuria Gaciño , 12:53 h.