Los vaqueros de Springfield se enfrentan a La Alegría de la güerta, los cuarteteros de Algeciras, con la venia de Gago cuya telenovela también podría desenfundar primero en la Gran Final del Falla. El cuarteto es el cajón desastre de esta fiesta, empezando por su número de componentes, que puede fluctuar de dos a cinco y no pasa nada. Otra cuestión estriba en el tamaño de la brocha de su gracia. Hay quien añora el pincel intelectual del cuarteto de Rota y aquellos que mueren por la gracia barriobajera del Peña y del Masa. Aunque siempre nos quedará El Libi para quienes añoren el mundo clásico.
El cuarteto de Morera y el del algecireño Ramón López, que vuelve al Falla tras dos años sabáticos en los que ha incurrido en el chirigotismo, representan dos concepciones contemporáneas del cuarteto, la transición entre la gracia nostálgica de Fernando Esteso y la renovación que supusieron los Martes y Trece. A los cuarteteros ya no sólo les inspira Gracita Morales, el landismo y los chistes de velatorio: hay un postmodernismo en su fondo y en su forma que quizá pueda simbolizarse este año en el pony del Far West que exhiben los gaditanos y el pollino heredado de Paco Martínez Soria que mis paisanos se han traído seguramente en el Comes.
Ambos cuentan con buenos cowboys, como el cantautor gaditano Quique Parodi y el irresistible Carlitos Meni, un papel empático que, entre sus adversarios también asume Rebolo, ese todoterreno especial que sabe meterse al Falla en el bolsillo como si fuera un virtuoso carterista del aplauso. Los de Morera fueron primeros premios con Taller de reparaciones esto arranca por cojones, en 2008, y con «Los que esperando la sentencia se tragaron la penitencia», de 2009, justo los dos años en que sus rivales decidieron quedarse en casa seguramente escuchando a Paco de Lucía; o recibiendo premios por lo bien que lo llevan haciendo desde que en 2002 deslumbraron a medio mundo con Oz Opá hasta que en 2007 perfumaron el ambiente carnavalesco con Chanel a los cuatro, bajo la batuta de Francisco Luque Godoy
De un tiempo a esta parte, han logrado el refuerzo de Juan Manuel Braza ‘El Sheriff’, que tratándose de asuntos de duelos a muerte en el O.K. Corral, le ampara la placa de marshall. Tienen de su parte a buena parte del público, pero los pianistas del saloon y la crítica especializada no le miran este año con buenos ojos. Y no les falta razón en que su falta de rima tal vez merezca que alguien les regale el libro de métrica de Antonio Quilis.
Ignoro si acabarán tendidos en el suelo bajo el disparo de un cajonazo o cabalgarán victoriosos hacia un crepúsculo de western, pero Morera y López se merecen una mutua revancha. Y la convicción de que, con aciertos y errores, supieron amar el cuarteto en tiempos revueltos para dicha modalidad. Como le dijo El Beni a un colega en un cine de verano cuando el tiroteo de la película mataba hasta el apuntador: «Cúbreme, que voy a mear».
Manolo morera y ramón lópez: duelo a muerte en el corral
Los vaqueros de Springfield se enfrentan a La Alegría de la güerta, los cuarteteros de Algeciras, con la venia de Gago cuya telenovela también podría desenfundar primero en la Gran Final del Falla.
Por Juan José Téllez , 12:39 h.