Los vehículos pesados dejan sitio a las bateas

Colorido en el carrusel de Segunda Aguada que ya mira de reojo hacia su décimo aniversario

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Los vecinos de Segunda Aguada no portaban ayer pancartas protestando por el paso de vehículos pesados. En el barrio los únicos vehículos pesados que transitaban eran las bateas y no desprendían humo, más que nada porque uno de los coros que hizo acto de presencia era el isleño Menos Humos. Parádojas de la vida, pero cualquiera diría que lo había contratado alguno de los múltiples vecinos que anda peleado con los camiones y sus efectos pesados y contaminantes. Ambiente de gala y colorido en una concentración de tangos que va ganando cada vez más adeptos y que ya mira de reojo hacia su décimo aniversario. ¿Quién se lo iba a decir a los avezados e intrépidos integrantes de la Unión de Comerciantes de Cádiz cuando hace casi una década se les ocurrió que, más allá del Mercado Central, también gusta el Carnaval?
Horas antes de que el temido ambiente de Sábado de Carnaval tomara las calles, los alrededores de Segunda Aguada eran un hervidero de un público deseoso de escuchar los primeros tangos del fin de semana. Niños y personas de avanzada edad convivían en un carrusel que parece no tener límites en cuanto a su expansión.
Hasta este rincón de extramuros se acercaron la mayoría de los coros que han participado en el Falla, exepción hecha de los finalistas. De esta manera, pudimos escuchar lo mejor de los repertorios del coro puertorrealeño Al enemigo ni agua, el coro viñero, Lo que yo te diga, los jóvenes de Qué Bahío, el coro de Valdés Los del portal de Jerez, los grupos isleños Menos Humos y Papelandia, los gaditanos de Dios los juntó y no veas la que lió, el coro de Pastrana, Los proscritos de La Viña, los ilusionistas de Toledano y Martínez y el coro de Lamas y Valdivia, El periquituliqui. También quisieron sumarse a la fiesta los juveniles de Los guardianes y los ilegales de Picha’s on the rock.