‘Los toreros muertos’ fue uno de los grupos más irreverentes de la ‘movida’ española, allá en los 80 y primeros 90. Liderados por el gaditano Pablo Carbonell, se convertían en una referencia en el panorama musical con canciones como ‘Mi agüita amarilla’ o ‘Manolito’. Canciones repletas de ingenio, con su punto surrealista, con la que se hicieron un hueco inolvidable.
Ha llovido desde aquellos años dorados pero estos tres amigos todavía se mantienen unidos. En esta segunda sesión de semifinales, el guitarrista Fernando Polaino y el teclista argentino Guillermo Piccolini acompañaron al pregonero de este 2016 y se empaparon de Carnaval entre el palco y el ambigú.
Un tanto despistados, escuchando atentos a todo lo que sonaba a su alrededor, degustaban las coplas. “Es alucinante, impresionante”, dice el argentino, que no se había encontrado con nada parecido. “Yo lo he visto varias veces por la tele, conozco la gracia del Selu, aunque aquí es distinto. Todo se vive de otra forma con más pasión”, apostilla Polaino. “Si quieres enterarte de Carnaval pregúntale a ellos“, insistía Carbonell, mientras se reía porque ni siquiera eran capaces de diferencias comparsas de chirigotas.
El gaditano contará con sus Toreros muertos para la música del pregón, o al menos lo piensa en este momento. Ya está inmerso en ellos, y sus compañeros están convencidos de que no defraudará. “Él tiene un humor muy de aquí, de esta tierra”. El sábado será la faena.