Si no fuera por lo que es… qué robo, pisha, un café un euro, «¿Y si no le pones leche?», la cara con que me miró, parecía que le había mentao a la madre… Pero bueno, en estos días tengo que estar informao, y eso lo da el ambientillo del bar y la prensa escrita. Desde luego le saco rendimiento al euro, que no es por bulla, yo espero lo que haya que esperá, ahora, cuando cojo el periódico… (pa mí que lo que no le encaja es que le haga el crucigrama, el sudocu y le encuentre los siete errores…)
Y es que estaba yo ayer escribiendo unas letrillas pa la chirigota el Torre, que tengo que desí, se han esmerao con el castin, lo que pasa es que el tipo de los mostruos ya lo tenía cogío el Yuyu, pero el que han cogío lo pueden bordá: detestives privaos. Llevan una gabardina realista a más no podé, una mugre y unos lamparones que no te digo yo pa que le dieran la Aguja de oro, pero por lo menos el Ski de cinco kilos se lo tienen ganao. Quitando que van despeinaos, no habío que maquillá a ninguno, y como por dos euros han comprao veinte lupas de esas de caramelitos («Eso define medio tipo, el detestive», un lince el Torre) con lo que se han ahorrao del presupuesto lo han invertío to en el otro medio, en la priva, y es la parte del tipo que tienen más lográ. Po eso, que estaba escribiendo unas letrillas y andaba espeso, y yo no veo a esta gente cantándole a las caracolas de La Caleta, asín que me fui al bar. Y me alegro, mira, todavía tengo los pelos de punta de cuando leí a la Angelita, la pregonera… Me subió un cosquilleo por la garganta parriba que se me hizo una una pelota en la nué, que a lo mejó está feo pa un bizco, pero hasta los ojos se me humedecieron y se menturbiaron: la pregonera que va pregonando Cadi con su corazón, la pregonera de los desvelos, la pregonera de las desdichas y los sinsabores, la pregonera que coge los problemas de toa la familia y los amasa con sus manos pa quitarle dureza, pa que le duelan a ella na ma (mira, mira, otra vé el hormigueo), Dios mío, lo más grande, la mujé…
Qué bonito… «Me dijo una gaditana, dedícame una letrilla, pues tu canciones me agradan, sólo por ser tan sencillas…» Bueno, a mí no me dijo na, eso se lo dijeron a Paco Alba, que dijo después Paco, «Si tú tuvieras ventana te cantaría mi odisea», y eso ya es lo que no me cuadra, porque mi Paqui tiene ventana, pero la usa pa estar tol día enterándose de las cosas del barrio, y si me pongo yo abajo a cantar la odisea del bizco, a lo mejor ella no entiende la cuestión (si todavía cuando me ve escribiendo se le barrunta que estoy perdiendo el tiempo) y me arria con un geranio. Pero lo que es el espíritu que me inundó, el sentimiento que yo llevaba, eso tenía que explotá. Entré en casa como iluminao, cogí una cuartilla que estaba pegá en la nevera con un imán del Telepisa, y salió to lo que llevaba dentro. En un momento le hise unos versos a mi Paqui y se los volví a pegá con el Telepisa. Así se titulan «Versos a mi Paqui», «Paqui de mis entretelas, eres mi vía y mi fuerza, la mare de mis chiquillos, la mejó, haciendo berza». «Una bombona butano, un kilo azúca, avíos pal puchero, cuarto de alcausiles, el vin, ballesta esponte, donu de chocolate, arró brillante, a la siete lambulatorio Servante, compresa, yogú pa los niño». Bueno, eso era una lista que tenía el papel, pero cogí el boli y la taché entera, quedó como una orla de azul marino intensa, quedó bonito.
Como no me dijo na, entré después que saliera ella y allí seguía. Tenía que haberle gustao. O no lo había leío. Estaba rabiando de ganas porque me dijera algo… Esto ocurrió a mediatarde que vino con los versos en la mano, «Bizco, ya me estás diciendo la lista que ponía el papel, porque es que si no te vas a acordar de la madre que te parió…» Y aquí llevo tol día, me acuerdo de la bombona butano… y que rimaba brillante con Servante… pare usté de contar (carajo, que bien lo taché). Y el trabajo de los detestive atrasao. Y ella aquí a mi lao, pero no las tengo toas conmigo, es lo más grande, mi mujé, qué grande es la hijaputa, menos mal que no se ha enterao de lo del euro, qué robo, pisha… te va a hartá de coplas caleteras, Torre.
Y es que estaba yo ayer escribiendo unas letrillas pa la chirigota el Torre, que tengo que desí, se han esmerao con el castin, lo que pasa es que el tipo de los mostruos ya lo tenía cogío el Yuyu, pero el que han cogío lo pueden bordá: detestives privaos. Llevan una gabardina realista a más no podé, una mugre y unos lamparones que no te digo yo pa que le dieran la Aguja de oro, pero por lo menos el Ski de cinco kilos se lo tienen ganao. Quitando que van despeinaos, no habío que maquillá a ninguno, y como por dos euros han comprao veinte lupas de esas de caramelitos («Eso define medio tipo, el detestive», un lince el Torre) con lo que se han ahorrao del presupuesto lo han invertío to en el otro medio, en la priva, y es la parte del tipo que tienen más lográ. Po eso, que estaba escribiendo unas letrillas y andaba espeso, y yo no veo a esta gente cantándole a las caracolas de La Caleta, asín que me fui al bar. Y me alegro, mira, todavía tengo los pelos de punta de cuando leí a la Angelita, la pregonera… Me subió un cosquilleo por la garganta parriba que se me hizo una una pelota en la nué, que a lo mejó está feo pa un bizco, pero hasta los ojos se me humedecieron y se menturbiaron: la pregonera que va pregonando Cadi con su corazón, la pregonera de los desvelos, la pregonera de las desdichas y los sinsabores, la pregonera que coge los problemas de toa la familia y los amasa con sus manos pa quitarle dureza, pa que le duelan a ella na ma (mira, mira, otra vé el hormigueo), Dios mío, lo más grande, la mujé…
Qué bonito… «Me dijo una gaditana, dedícame una letrilla, pues tu canciones me agradan, sólo por ser tan sencillas…» Bueno, a mí no me dijo na, eso se lo dijeron a Paco Alba, que dijo después Paco, «Si tú tuvieras ventana te cantaría mi odisea», y eso ya es lo que no me cuadra, porque mi Paqui tiene ventana, pero la usa pa estar tol día enterándose de las cosas del barrio, y si me pongo yo abajo a cantar la odisea del bizco, a lo mejor ella no entiende la cuestión (si todavía cuando me ve escribiendo se le barrunta que estoy perdiendo el tiempo) y me arria con un geranio. Pero lo que es el espíritu que me inundó, el sentimiento que yo llevaba, eso tenía que explotá. Entré en casa como iluminao, cogí una cuartilla que estaba pegá en la nevera con un imán del Telepisa, y salió to lo que llevaba dentro. En un momento le hise unos versos a mi Paqui y se los volví a pegá con el Telepisa. Así se titulan «Versos a mi Paqui», «Paqui de mis entretelas, eres mi vía y mi fuerza, la mare de mis chiquillos, la mejó, haciendo berza». «Una bombona butano, un kilo azúca, avíos pal puchero, cuarto de alcausiles, el vin, ballesta esponte, donu de chocolate, arró brillante, a la siete lambulatorio Servante, compresa, yogú pa los niño». Bueno, eso era una lista que tenía el papel, pero cogí el boli y la taché entera, quedó como una orla de azul marino intensa, quedó bonito.
Como no me dijo na, entré después que saliera ella y allí seguía. Tenía que haberle gustao. O no lo había leío. Estaba rabiando de ganas porque me dijera algo… Esto ocurrió a mediatarde que vino con los versos en la mano, «Bizco, ya me estás diciendo la lista que ponía el papel, porque es que si no te vas a acordar de la madre que te parió…» Y aquí llevo tol día, me acuerdo de la bombona butano… y que rimaba brillante con Servante… pare usté de contar (carajo, que bien lo taché). Y el trabajo de los detestive atrasao. Y ella aquí a mi lao, pero no las tengo toas conmigo, es lo más grande, mi mujé, qué grande es la hijaputa, menos mal que no se ha enterao de lo del euro, qué robo, pisha… te va a hartá de coplas caleteras, Torre.