Los Antifaces de Oro del Carnaval de este año cruzaron alguna vez sus caminos a lo largo de su trayectoria de más de 25 años ya sobre las tablas del Falla, antes de volver en encontrarse de nuevo para recibir este máximo honor.
Luis Ripoll y Julio Pardo han sido los vértices que supusieron en su día el punto de encuentro, dos a dos, de los nuevos socios de este selecto club abrochado a la solapa. Por un lado el tándem de José Manuel Cornejo ‘Chico’ y Mariano Varela; por otro el dúo de Rafael Valero y Ramón Andrades ‘El Chispa’.
A mediados de la década de los 80 ‘Chico’ tuvo una tímida incursión en la comparsa, a través de Charanga, de Luis Ripoll. Allí coincidió con el también flamante Antifaz Mariano Varela, además de con Luis Ariza, entre otros.
Los coros también están magníficamente representados este año por dos componentes de dilatado historial, uno gaditano y otro hijo del tango ribereño. Uno de ellos, Valero, llegó de la mano de El Quini. El otro, ‘El Chispa’, del coro de Puerto Real. Los dos fueron ‘de la misma cuerda’ con Julio Pardo.
Otro de los puntos en común de los cuatro son sus tímidos escarceos en otras modalidades, apenas un ‘affaire’ en vidas vinculadas a una sola modalidad. En esta edición casi todos, excepto Varela (que se toma un año sabático), celebran su distinción pisando de nuevo el Falla.
Ramón Andrades
‘El Chispa’ es todo un clásico del coro, aunque dota a sus actuaciones de cierto regusto chirigotero. Lo suyo es la cuerda de tenores, aunque hace cinco años hizo un mínimo paréntesis con doblete: una chirigota y un romancero, ambos con la peña puertorrealeña de raíz corista Hay moros en la costa.
Originario de la Villa, la primera vez que respiró el aire del Falla fue con el coro Los Secretos del Vino. Una década después se colocaba en primera línea junto a Julio Pardo, con el que se mantuvo 15 años, menos en Vaya Cortes.
Aquel coro le supuso un primer retorno a Puerto Real, antes de asentarse en 2006.
Él siempre ha ido de ‘punta’, con Pardo a la izquierda y con Antonio García a la derecha. Sea cual sea su colocación, se enorgullece de su labor: «En un coro los ‘puntas’ somos los que ponemos cachondo al público», bromea Ramón.
Rafael Valero
Valero atesora con este Carnaval 28 citas en el Falla, aunque su vinculación a este mundillo se prolonga más allá de su escenario. Fue un habitual en la antología de El Quini, además de presentarse junto al recordado corista sobre las tablas del teatro.
En todos estos años acumula una lista de méritos que alberga diez primeros premios y cuatro segundos. Sólo le fue ‘infiel’ a la modalidad en el 84, cuando fue componente de la chirigota Los pulpos a la gallega, de Antonio Martín.
Los coros de Longobardo y Bablé, de Pardo y de Lamas, se han enriquecido con su experiencia, hasta que este año se ha ‘jubilado’. Se pasa al formato reducido de la chirigota, con Los viejos de Zaragoza. Este cambio no es impedimento para que se mantenga en la antología Al son de Cádiz, junto a el Habichuela y otros compañeros con los que también comparte chirigota.
Mariano Varela
Mariano llevaba ya tres años esperando a que le llegara la hora, tras un camino que se inició con la chirigota Los ases del pedal en los primeros 80. El paso siguiente le llevó a compartir comparsa con ‘Chico’ Cornejo y Luis Ariza.
Él ya se quedó en la modalidad, aunque dos años saliera en chirigotas con Javier Osuna, con Los tontos de capirote y La dictadura postiza. Ha sido precisamente Osuna, junto a la hija de Mariano, quienes presentaron su currículum ‘a escondidas’.
Tras este paso efímero volvió a la comparsa, para vincular su devenir a Martínez Ares desde Entre tus brazos y hasta La Milagrosa. Juan Carlos Aragón, Tino Tovar y los Carapapas fueron los timoneles de sus siguientes travesías, antes de retornar con Tovar.
Este año descansa, en una decisión compartida con sus compañeros de fatigas Ángel Subiela y Carli Brihuega.
J. Manuel Cornejo
‘Chico’ se muestra muy contento por su Antifaz. Él es una pieza clave en la chirigota de El Lobe. Con este año ya lleva 30 consecutivos en activo, excepto el de la ‘mili’ obligatoria. Su debut junto al histórico grupo llegó con Los diablillos salvajes…, cuando la agrupación ya había pasado por el Falla. “Ese año les hizo falta un guitarra para el verano”, recuerda. Cuando vio el ambiente, se quedó.
El año siguiente fue el de Las Momias, momento de cambios e incorporaciones a un grupo hoy cohesionado. “Somos una familia”, valora.
Su estreno fue en infantiles, el 80 con Superniños. Su efímero paso por la comparsa le llevó de Ripoll a Bustelo.
El hecho de que Manolo Cornejo esté trabajando en Sevilla ha hecho que se tenga que ‘echar a las espaldas’ gran parte del ensayo. “No me siento cómodo; él es el que da con el zapato”, enfatiza.