Las que abandonaron la penitencia

Las mujeres de los carnavaleros gaditanos comienzan a formar agrupaciones legales e ilegales para vivir el Carnaval por su cuenta y dejar de encarnar el papel de sufridoras

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Las mujeres de comparsistas, coristas, chirigoteros y cuarteteros han abandonado ya su anquilosado papel de sufridoras para pasar a formar parte de la fiesta. Se acabó eso de seguir al marido por todos los escenarios mientras él canta con su agrupación o quedarse en casa al cuidado de los niños. Los tiempos han cambiado y, afortunadamente el papel de la mujer también. Desde hace algunos años, las mujeres de los carnavaleros han abandonado esta penitencia que han tenido que asumir durante muchos años y han comenzado a reunirse para sacar a la calle o al concurso su propia agrupación. Ellas también han sacado tiempo para sus ensayos y para buscar un disfraz. Han sacado su arte, su gracia y hasta sus chistes propios sobre el sexo opuesto.
Las pioneras en este terreno han sido algunas de las novias de los componentes de la comparsa Los Trasnochadores, que en sus orígenes llegaron a compartir agrupación ilegal con ellos. Este año cumplirán su sexto año consecutivo en la calle, con Las vedettes churretes, y aseguran que no cambiarían la calle por nada. Una de las portavoces del grupo, Beatriz Moreno, asegura que «el Carnaval ha cambiado por completo desde que salimos en una agrupación, y nos gusta tanto que siempre somos las últimas en irnos». Además, comenta que aunque la comparsa Los Trasnochadores también canta en la calle, «nosotros vamos por nuestro lado y ellos por el suyo. Sólo nos saludamos si nos encontramos».
También se incorporaron a este mundillo el año pasado algunas de las mujeres de la chirigota de Vera Luque y del cuarteto de Ángel Gago y Miguel Moreno. Esta fusión tenía un objetivo común: pasarlo bien. Y un año después, la aventura continúa con nuevas incorporaciones, entre ellas, la de la concejala del Partido Popular, Clara Posada, que también fue ninfa. Susana Núñez fue la que puso en marcha la chirigota el año pasado y esta edición continuará como alma máter del grupo con Las copleras de la copla. A pesar de que trabaja de profesora en la sierra de Jaén, tiene tiempo para hacer la música y la letra, que cada semana envía a través del correo electrónico. «Hemos aprovechado las vacaciones de Navidad para ensayar y ahora yo voy un fin de semana de cada dos para ponerme al día», comenta Susana, que además fue ninfa del Carnaval hace varios años. «Crees que es fácil encontrar a gente que quiera salir, pero el año pasado nos costó la vida. Ahora que ya hemos vivido la experiencia es mucho más fácil», añade. La autora destaca que el salir en una agrupación «nos ha permitido vivir el encanto que tiene el Carnaval de la calle».
Las últimas en incorporarse a esta moda de cambiar la penitencia por una ilegal han sido las mujeres de algunos de los componentes del coro de Julio Pardo. Se estrenan esta edición gracias a la iniciativa de Eva y se llamarán Agüíta tapá. El grupo no sólo lo forman las novias y la mujeres, sino también los hijos de éstas. Según Eva, «nos aburríamos todos los carnavales, así que nos hemos animado a salir en una ilegal. Al principio da un poco de respeto, así que espero que no nos quedemos cortadas el primer día». Ellas se han metido tanto en el papel que ensayan en Ca Felipe y, al estilo del coro de Julio Pardo, ya tienen perfectamente ensayado el repertorio.
Gran parte de las componentes del coro Tirabuzones también son mujeres de los miembros de otros coros. Ellas también vivirán un Carnaval diferente este año. Es otro punto de vista y parece que el que lo prueba, repite. Así que quizás en los próximos años se animen muchas más y tengamos la versión masculina y femenina de cada uno de los grupos del concurso.