Hablar de Manolo Santander es hablar de familia, de Cádiz, de Viña, de Caleta o de cadismo. Su legado carnavalesco, sus coplas, siempre han girado en torno a sus grandes amores y precisamente son éstas las letras que convertirán al chirigotero en una figura eterna del Carnaval de Cádiz. Los mejores piropos a Cádiz en cualquiera de sus vertientes pueden encontrarse entre el extenso currículum del coplero. Quedarse con una copla de Santander es difícil y con diez también. Aquí tenemos una selección de algunas de las más sonadas hasta ahora y de las que a buen seguro seguirán cantándose en cualquier esquina de la ciudad. Diez coplas que hacen eterno a Manolo Santander.
La familia Pepperoni
A pesar de su cuarto premio en el Concurso Oficial de Agrupaciones del Gran Teatro Falla, la chirigota ‘La familia Pepperoni’ es una de las más recordadas por los aficionados al Carnaval de Cádiz. No solo por el divertido repertorio sino también por haber dejado el himno oficioso del cadismo, un honor que se ganó con el pasodoble ‘Me han dicho que el amarillo’. A día de hoy, es entonado en el Estadio Ramón de Carranza cada vez que juega el Cádiz CF.
Los destripadores de la calle Londres
El barrio de La Viña volvía a convertirse en el gran protagonista de las coplas de Manolo Santander en la chirigota ‘Los destripadores de la calle Londres’. El segundo pasodoble que cantó la agrupación en los Cuartos de Final sobre un gaditano que había emigrado a Alemania y que echaba de menos las costumbres de su barrio se quedará como uno de los grandes tesoros de la fiesta.
Los de Capuchinos
El pasodoble viñero encontró por fin su recompensa en una de las obras maestras de Manolo Santander, como es ‘Los de Capuchinos’. Con esta chirigota conseguía Manolo Santander el primer premio en el Concurso Oficial de Agrupaciones del Gran Teatro Falla y dejaba para la historia un pasodoble, que tanto en música como en letra, es un manual de compás y de gaditanismo. Sencillo, muy sencillito, para volverse loco, loquito, loco.
La maldición de la lapa negra
Manolo Santander volvió a recuperar en su última chirigota, ‘La maldición de la lapa negra’, la chispa viñera y el pasodoble por excelencia. Una auténtica perla que pasará a la historia de la chirigota. Una obra difícil de igualar que, sumado a una letra de reivindicación de la chirigota clásica viñera, formarán el manual de la asignatura del pasodoble. Un espejo en el que mirarse y una enseñanza que debe perdurar en las nuevas generaciones. ‘Con la maldición de vivir siempre en La Caleta’, una manera de reencontrarse con Manolo Santander.
El submarino amarillo
La familia era también uno de los estandartes del chirigotero Manolo Santander. Sus coplas también tuvieron un lugar para recoger a sus grandes amores, sus hijos. Tanto Manolín como Palmira tuvieron sendas coplas que se quedaron grabadas en el aficionado. La primera fue para Manolín, con El submarino amarillo y la segunda, con Los de Cádiz Norte, para su hija Palmira. Como no podía ser de otra manera, sus hijos también heredaron la tradición carnavalesca de su progenitor.
Los de Cádiz Norte
El séptimo de caballería
El Gran Teatro Falla fue homenajeado también en varias ocasiones por Manolo Santander. “¿Qué tienes?”, le preguntaba el autor viñero en un piropo histórico al teatro de los ladrillos coloraos. Este pasodoble de El séptimo de caballería explica la grandeza de un certamen de coplas que Santander sabía explicar con sencillez pero llegando al fondo del aficionado.
Los de Capuchinos
Otro pasodoble de ‘Los de Capuchinos’ puso en pie al teatro, demostrando que la pluma del coplero también era crítica. Más allá de sus grandes pasiones, Manolo Santander puso de relieve y expresó su opinión sobre uno de los problemas más graves que sufría la provincia de Cádiz por entonces, la inmigración. Pese a que han sido muchos los autores que han abordado este tema a través de las coplas, ésta quedó en la memoria del Carnaval de Cádiz y es uno de los pasodobles más cantados.
Lo más feo de Cádiz
La chirigota ‘Lo más feo de Cádiz’ dejó varios pasodobles para el recuerdo. Uno de los más emotivos fue el que Manolo Santander escribió al Macarti y el otro, el que dedicó a dos grandes figuras de la ciudad, Paco Alba y Fernando Quiñones. Sin dudas, sus chirigotas eran como un libro de historia de Cádiz.
Las viejas glorias
También al barrio de La Viña fue uno de los pasodobles más sonados de la chirigota Las viejas glorias. Una vez más, el autor reivindica la esencia y la sencillez de la fiesta gaditana y de una modalidad que comenzaba a notar con fuerza la irrupción de un estilo vanguardista que hoy domina el certamen.