Los tangos saben a gloria cuando se degustan en La Viña y se cantan con las ganas de un viernes de Carnaval. Cuando el carrusel llega a las calles del barrio más popular de la fiesta gaditana, los coros suenan con otro aire, suenan a Cádiz. Aunque las gargantas de los coristas estaban ayer algo dañadas por los esfuerzos que han venido realizando durante toda la semana, los coros volvieron a salir a la calle para deleitar a las numerosas personas que ayer se congregaron para volver a disfrutar del único carrusel nocturno.
El desfile de bateas comenzó ayer algo más tarde de lo habitual y hasta casi las once de la noche no salió el primer coro. Al igual que en el resto de carruseles de estos últimos años, se organizaron dos recorridos diferentes, para evitar así las aglomeraciones que impiden disfrutar de los coros con comodidad. Así, una parte del cortejo–entre los que se encontraban Papelandia, Lo que yo te diga, El Portal de Jerez, El Periquitúliqui, Dios los juntó y no vea la que lió y Los proscritos de La Viña– tomá la salida desde la calle La Rosa y fueron recorriendo entre tango y tango, y parada tras parada las calles Martínez Campos, Cristo de la Misericordia, la Palma, hasta llegar al Instituto Fernando Quiñones. Durante el recorrido, las palmas de los asistentes animaron a los integrantes, que como es habitual se salieron del guión e interpretaron otras piezas populares para que las mujeres bailaran el tanguillo típico de Cádiz.
Desde la calle Pericón de Cádiz fueron apareciendo los coros Llegan los ilusionistas, Menos Humos, Qué Bahío, Al enemigo ni agua y La Catedral que ha sido por segundo año consecutivo el gran triunfador de esta edición, que deleitó al público que se encontraba disperso por las calles del barrio.
Algo más madrugadores fueron los coristas de Rafael Pastrana y Quico Zamora, La Orquesta Cádiz, que aunque no pertenecen a la Asociación de Coristas, también se sumaron a la fiesta aunque de forma independiente. El grupo recibió una vez más el calor de la calle a su paso por el barrio de La Viña, y en los cuatro tangos que interpretaron, los aficionados volvieron a cantarle eso de «Campeones, campeones» que tan de moda se ha puesto en esta edición.
También estuvieron presentes en la fiesta del tango nocturno los ilegales de Luis Frade, Picha’s on the rock, que pusieron el salero y el arte con un repertorio lleno de golpes al más puro estilo chirigotero y que invita a la participación del público.
Ilegales y romanceros
Tampoco quisieron faltar a esta cita cientos de personas que han llegado a Cádiz para disfrutar de su fiesta más popular. Entre el público se encontraba una importante representación de la capital hispalense, que como cada año volvieron a Cádiz para sumarse a su Carnaval, que siguen con entusiasmo desde que comienza el certamen de agrupaciones del Gran Teatro Falla. Varios aficionados de Badajoz también se dejaron ver por las calles de La Viña y visitaron El Manteca para disfrutar del moscatel de este establecimiento. Para ello, se metieron de lleno en su papel y aparecieron por la capital disfrazados de mosqueteros.
Sin embargo, no sólo los coros fueron los protagonistas de la jornada de ayer. Las agrupaciones ilegales también hicieron sonar sus pasodobles y cuplés en las esquinas del barrio, al igual que los romanceros, que interpretaron sus repertorios de actualidad arropados por un buen número de público. Las letras críticas fueron una vez más las más aplaudidas por una afición que ya comienzan a encarar la recta final de este Carnaval, que afronta su último fin de semana de gloria. La Viña, después de una semana de celebración de su concurso de popurrís y piropos a Cádiz y a la Viña ya le ha dicho adiós por todo lo alto.
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La Viña recupera su esplendor al son del tango
Cientos de personas se congregaron ayer en el barrio para disfrutar del penúltimo carrusel
Por Nuria Agrafojo , 0:00 h.