La organización del Concurso Oficial de Agrupaciones del Falla, encabezada por el Ayuntamiento de Cádiz y pese a la oposición de otros grupos del Patronato, cambió por sorpresa en la noche del miércoles las condiciones para el acceso al teatro en la noche de la Final.
Los que han obtenido, por sorteo, las localidades, no tendrán que identificarse con el DNI para demostrar que la persona que lleva el ticket y la del nombre que aparece impreso son la misma. Esta modificación, inesperada, supone una cesión en el nuevo sistema de venta de entradas, que tanta polémica ha causado, que ha reducido el número medio de asistentes y que ha conseguido eliminar la reventa en las sesiones preliminares.
Los que han obtenido entradas para la gran noche tienen ahora vía libre para poder revenderlas a un precio mucho más alto que el oficial. De hecho, apenas 12 horas después del anuncio de la organización, internet ya ofrecía una veintena de anuncios de personas que ofrecen entradas para la Final. Los precios oscilan entre los 300 euros para una de paraíso hasta los más de mil que se piden por dos butacas o dos sillas de palco.
La fórmula utilizada para burlar la Ley (una vez que Ayuntamiento ha renunciado voluntariamente al control de acceso) es la tradicional en estos casos: vender un objeto absurdo y añadir que se regalan dos entradas por el mismo precio.
Uno de los anuncios más originales dice «se vende un pito de caña auténtico de la tienda de El Millonario por mil euros. Por la compra se regalan dos entradas de butaca para la Final del Concurso del Falla 2008».
Fuentes del Patronato de Fiestas aseguran que la razón principal del giro es «el temor a que haya grandes huecos y muy poco ambiente en la Final», ya que los que han obtenido las entradas por sorteo, a un precio razonablemente bajo, podrían renunciar a acudir si no consiguen venderlas y sacarles algunos euros de beneficio. Es decir, la medida es una renuncia en toda regla, una rendición en la batalla contra la reventa que, por el momento, es un rotundo éxito en preliminares y semifinales, pese al descenso de público asistente que ha supuesto, y que el delegado de Fiestas, Vicente Sánchez, ha tenido que admitir públicamente.
Como perjuicio añadido, el cambio de parecer del Ayuntamiento de Cádiz, contra el criterio de la Asociación de Autores, supone un agravio comparativo para los compradores de entradas de preliminares y semifinales, que sí se enfrentan a la posibilidad de tener que demostrar, a través de un documento oficial, que son la misma persona cuyo nombre y apellidos aparece impreso en el ticket.
El propio Vicente Sánchez justificó anoche esta excepción en la Final: «Es la única sesión en la que las entradas se distribuyen por sorteo, no pudimos cambiarlo. Por lo tanto, la reventa que pueda generar es doméstica, nunca a gran escala».
«El año que viene, las entradas para la Final se venderán como el resto y la excepción en el control de acceso, por lo tanto, no tendrá sentido y no se aplicará», anunció.
Los que han obtenido, por sorteo, las localidades, no tendrán que identificarse con el DNI para demostrar que la persona que lleva el ticket y la del nombre que aparece impreso son la misma. Esta modificación, inesperada, supone una cesión en el nuevo sistema de venta de entradas, que tanta polémica ha causado, que ha reducido el número medio de asistentes y que ha conseguido eliminar la reventa en las sesiones preliminares.
Los que han obtenido entradas para la gran noche tienen ahora vía libre para poder revenderlas a un precio mucho más alto que el oficial. De hecho, apenas 12 horas después del anuncio de la organización, internet ya ofrecía una veintena de anuncios de personas que ofrecen entradas para la Final. Los precios oscilan entre los 300 euros para una de paraíso hasta los más de mil que se piden por dos butacas o dos sillas de palco.
La fórmula utilizada para burlar la Ley (una vez que Ayuntamiento ha renunciado voluntariamente al control de acceso) es la tradicional en estos casos: vender un objeto absurdo y añadir que se regalan dos entradas por el mismo precio.
Uno de los anuncios más originales dice «se vende un pito de caña auténtico de la tienda de El Millonario por mil euros. Por la compra se regalan dos entradas de butaca para la Final del Concurso del Falla 2008».
Fuentes del Patronato de Fiestas aseguran que la razón principal del giro es «el temor a que haya grandes huecos y muy poco ambiente en la Final», ya que los que han obtenido las entradas por sorteo, a un precio razonablemente bajo, podrían renunciar a acudir si no consiguen venderlas y sacarles algunos euros de beneficio. Es decir, la medida es una renuncia en toda regla, una rendición en la batalla contra la reventa que, por el momento, es un rotundo éxito en preliminares y semifinales, pese al descenso de público asistente que ha supuesto, y que el delegado de Fiestas, Vicente Sánchez, ha tenido que admitir públicamente.
Como perjuicio añadido, el cambio de parecer del Ayuntamiento de Cádiz, contra el criterio de la Asociación de Autores, supone un agravio comparativo para los compradores de entradas de preliminares y semifinales, que sí se enfrentan a la posibilidad de tener que demostrar, a través de un documento oficial, que son la misma persona cuyo nombre y apellidos aparece impreso en el ticket.
El propio Vicente Sánchez justificó anoche esta excepción en la Final: «Es la única sesión en la que las entradas se distribuyen por sorteo, no pudimos cambiarlo. Por lo tanto, la reventa que pueda generar es doméstica, nunca a gran escala».
«El año que viene, las entradas para la Final se venderán como el resto y la excepción en el control de acceso, por lo tanto, no tendrá sentido y no se aplicará», anunció.