Él mismo introduce la idea sobre la que
 gira el reportaje. «Nuestra intención era no escaparnos de Cádiz en las
 coplas». Antonio Martín está completamente convencido de que el
 clasicismo debe imperar en la fiesta. «El Carnaval y el flamenco, si no
 es clásico, se pierde mucha esencia, las raíces. Ha de ser tradicional».
Eso no se estudia, ni se aplican unos ingredientes para que la
 receta salga perfecta. «El que no la siente no la sabe hacer. Otro tipo
 de comparsas se pueden prefabricar, pero la de Cádiz, o sale de corazón
 o no sale».
Se ríe cuando le hablan de revolución. «Puedo presumir de pocas
 cosas, pero una de ellas es que siempre he innovado. Entre rejas, Voces
 Negras, Ángeles y Demonios,… Yo no podría sacar otra vez un tipo de
 negros. Lo que falta es memoria histórica. La verdadera revolución fue
 la que hizo Villegas con Los Beatles».
Muchas de las agrupaciones que buscan la sorpresa «son excelentes,
 pero es peligroso hacer lo contrario de lo que es». No está «en contra
 de ningún estilo, sólo de que la revolución vaya en contra de Cádiz. Si
 no aparece, estamos cayendo en un defecto».
Y teme a algunos peligros que pueden desnaturalizar la fiesta. «Me
 gusta poner el parche antes de la herida. Los gaditanos tenemos que
 defender Cádiz, porque está a punto de suceder que se lleven el
 Concurso a otras ciudades. Y debemos pelear por él». De ahí el
 pasodoble que cantó su comparsa.
Tino Tovar: «Siempre arriesgamos, y me parece injusto que no se valore»
Tino Tovar sorprendió a todos con un tipo distinto, una
 puesta en escena sorprendente y un repertorio muy original. Estaba
 «obligado, nos apetecía después de Los Perfumistas. Hay que ser
 valientes, y se ha valorado que no fuéramos a lo fácil, a lo seguro».
 Tino asegura que «siempre procuramos arriesgar e innovar. Es lo más
 difícil». 
Respeta a aquellos autores que se repiten año tras año, «pero me
 parece injusto que se sobrevalore a nivel de afición y de concurso
 cuando no aportan nada nuevo». En cambio, su nueva agrupación «intenta
 traer frescura y novedad. Se debe elogiar el riesgo y la originalidad
 cuando sale bien. Hay casos obvios que traen lo mismo, pero también hay
 que respetarlos».
Algunos críticos pueden acusarle de un producto que se sale de la
 comparsa, que no suena a Carnaval (especialmente presentación y
 popurrí). «No me dolería, es una opinión. Pero si no lo es, que me
 digan qué es una comparsa. La de Los Perfumistas no podía ser más
 clásica, más de Cádiz, y nos comieron las moscas».
Cree que no a todos los comparsistas se les trata por igual. «Hay
 autores que tienen permitido sacar comparsas clásicas, y se les valora
 y se les dice que es bueno. Pero no todo el mundo podemos. A veces
 puedes firmar un gran repertorio pero no llega. Innovar y no repetirse
 es lo más difícil, y revolucionar también es sacar algo antiguo cuando
 ya no se lleva, como hice con Callejeros o La Botica. Eran clásicas,
 pero también un riesgo».
Por último, sólo tiene elogios hacia Antonio Martín. «En su estilo,
 mantiene un clasicismo que gusta. Me encantó el soniquete, como hace
 años, y lo veo más entonado que otras ediciones, con un popurrí muy
 crítico. Estará arriba».
 
															 
					