
Excelente la última sesión de cuartos de final tras el estropicio del viernes. Grandes momentos con muchas risas ya que la chirigota volvía a ser la reina aunque fuera por una noche. Los vikingos de Cádiz norte navegan con rumbo a la final y superan las buenas sensaciones ofrecidas en la fase preliminar. El binomio Santander-Sánchez Reyes funciona ya que se conserva el estilo clásico del viñero y se añade el golpe de ingenio del periodista.
También conectaban mejor con los aficionados ‘Los Indiana Jones de los callejones’, y es que el grupo de Kike Remolino mejoraba en cuplés (los pasodobles continúan siendo demasiado dramáticos) y dejan buen sabor de boca en el popurrí. Como los chiclaneros de Los Molina, que como mínimo mantienen el nivel de ‘Los Sereníssimos’ con su religión carnavalera.
La comparsa de Tino Tovar se redimía del primer pase, acogido con demasiado frialdad por la sencillez de la idea, algo no esperado al abrir cortinas, y dos grandes pasodobles le meten en la competidísima lucha de comparsas. ‘El ágel de Cádiz’ tiene mucho que decir.
Merece un paso más la revelación de la modalidad, el coro ‘La reina de la noche’, magníficamente interpretado y con una idea muy bien desarrollada.
La comparsa de Chiclana ‘Los prodigiosos’ fueron muy osados en su primer pasodoble, pues la copla lo cantaron los chicos que participan en el concurso juvenil. ‘Qué corgaera’ y ‘Los camballá’ aspiraban al pase de semifinales y el coro de Valdés, primer premio en Málaga, rompía el hielo con las primeras risas.