‘Los Gipsy Scream’. Es la chirigota sucesora, heredera, la consecutiva, posterior a ‘Los Daddy Cádi’. Pero será difícil que hagan olvidar aquella agrupación por la magnitud del pelotazo. Con esos reguetoneros transgredieron incluso el Carnaval, más allá de su calidad indiscutible. Conectaron con el público y la pasión es imposible ajustarla a parámetros numéricos. Juan Carlos Fillol, su director, hace meses que ya pasó página porque “hay que ser conscientes de que el Carnaval tiene un punto de pompa de jabón. El aire puede durar un año y al siguiente desaparecer”.
Así que los sevillanos afrontan un año en el que, “aunque no pensamos en ello”, su principal rival son ellos mismos. Sus queridos Daddys. “En plan competitivo crea un precedente. Todo el mundo va a llevar la camiseta ‘A mí me gustaban más los ‘Daddy Cádiz’. Luego será cuestión de gustos. Nosotros no pensamos en superarnos, no tenemos la sensación de competir contra nosotros mismos”. En su éxito, que abarca desde “las vírgenes (‘La madre que lo parió’) hasta aquí, porque hemos recibido ese gran trato”, juegan “dos sentimientos: por un lado la gente te lleva en voladas en todo momento. Y por el otro aparece una gran responsabilidad, porque te ponen la oreja y tienes que devolver algo que le satisfaga. Puedo decir que siempre hacemos el mismo esfuerzo, con ilusión y el deseo de que la afición se divierta, y luego están los puestos y los puntos que más relativos”.
Niegan haber encontrado la fórmula para encontrar el maná, esa reacción deseada por parte del carnavalero. ¿Qué hay que hacer, cuál es la llave? “Ni idea. El secreto es seguir intentándolo. Lo intentas, te equivocas, lo intentas, te equivocas de nuevo… vas tomando en cuenta los aciertos y con constancia se pueden dar después esas miles de posibilidades. Es aprendizaje y luego la conexión es mística”. Y es que de aquellos Sgayderman de hace casi una década “quedan unos pocos y la poca vergüenza, mucho golferío”.
Se quedaron sin el primer premio del COAC el último día, en la Gran Final, por un solo punto, que cayó a favor de ‘La maldición de la lapa negra’ de Manolo Santander. Hubieran sido los primeros ganadores de fuera de la provincia de Cádiz, como grupo (El Canijo rompió una de esas fronteras). Pero “para nada quedó un mal sabor de boca. Sólo hay que ver el camino recorrido de dónde veníamos y adónde llegamos. Las polémicas que se crean son absurdas. Hay quien ve la competición como si esto fueran equipos de fútbol. Sólo hay que ver el bote que dimos cuando nos dieron el segundo premio”.
De los Daddy Cadi a los Gipsy Scream
Tenían tan superadas las exigencias que lo mostraron en los últimos pases. Lejos de pasodobles concurseros, alabaron a su competidor Manolo en semifinales y dedicaron una emocionantísima letra a su amigo fallecido en la final. “Esa copla a Nacho era necesaria. Hablamos tanto de noches como aquella, y cuando llega él no está. Y eso que no se lo recomiendo a nadie el rato en el ensayo o cantándolo en el Teatro. Pero estas cosas hay que hacerlas con verdad. El 95% de las personas que lo escucharon no conocían a mi amigo Nacho y esa verdad les llegó. Ocurre lo mismo con las letras a Aragón o Santander. Si no lo haces, el público lo va a notarr”.
Toca dar el paso. Llega ‘Los gipsy Scream’, que primero se anunció como Scadi Movie. “Así fue. Pero luego nos llegó que salió un romancero con ese nombre y también una chirigota ilegal. Por respeto a ellos y a nosotros mismos, que buscamos ser originales en todo, lo cambiamos al final”.
En esta ocasión no aparecen en exclusiva Jesús Bernárquez Liaño y Pablo de la Prida como autores, sino la agrupación. “Hay momentos en los que el trabajo y la vida ocupan más sitio y no te deja tanto tiempo para hacer las cosas como quieres. Este año hemos arrimado todos un poco el hombro. Y luego está José Mari Barranco ‘El lacio’, que nos da ese punto gadita para hacer una gran combinación. Su pasodoble es pura emoción”.
“El Vera no sale; el Sheriff tampoco sale, el Canijo no sale… Déjalos, que descansen los chavales”, decían en el último popurrí. Pues ya han descansado. “Vuelven Vera, Canijo, Sheriff… ojalá un Concurso de chirigotas por derecho después de tantos años en los que la comparsa ha sido la modalidad con mayor nivel. Para mí es aprendizaje puro y duro porque yo me lo bebo todo”. Hasta el momento la modalidad parece recuperarse a pasos agigantados. Y todavía queda mucho que cantar.