El hambre de coplas puede con las carencias de la crisis

La rápida liquidación vía Internet de las entradas para los cuartos de final y las semifinales del Concurso del Falla, que además cuenta con el antecedente de la fulgurante salida de las localidades para clasificatorias, tanto por la web como en taquilla, deben darnos que pensar.
Todo debería ser cuestión de prioridades, entre las que parece que el gaditano antepone el apetito de Carnaval a cualquier asomo de crisis. Más de uno prefiere alimentarse de coplas a llenar el carrito del supermercado, y eso que ahora, en un certamen cada vez más mediático, se puede seguir igual o mejor el concurso desde casa que sentados en un palco del Gran Teatro.
Una vez se supere la primera criba tendrá más razón de ser el disputarse una entrada, porque ¿quién es capaz de aguantar sesiones como la de anoche, si no hay una relación de amistad o familiar de por medio?
Se teme que los asientos del Falla se llenen de gente de fuera, que ‘perviertan’ el sentido habitual de la sesión, y sin embargo es posible que abriendo el cupo en preliminares al menos se llenara el patio de butacas. Pero, ¿qué ponemos por delante, la calidad o la rentabilidad?
Este debate quedará disipado cuando se alcancen los cuartos, y sobre todo las semifinales. Ahí no habrá que preguntarse ya por nungún hueco en el patio de butacas.