Apesar, mi querido Aldonzo, de que todavía hay autores que viven en una burbuja y no son capaces de usar el privilegio que tienen los gaditanos de denunciar, con coplas (que es una forma preciosa de hacerlo), las cosas puercas que nos rodean; a pesar de que muchos popurrís se han convertido en piropos rancios y exaltaciones del tópico para arrancar aplausos del respetable y a pesar de que como te decía en otra carta, hay autores que le dan más importancia a lo que ocurre en el Falla que a lo que ocurre en el resto de Cádiz, afortunadamente se escuchan letras con quejas y cuestiones que nos demuestran que esto no está muerto, ni mucho menos; y que las coplas de Carnaval tienen interés social.
Este año, los asuntos que más se han tocado han sido los referentes a todos los problemas que pueden afectar a las familias; como puede ser los matrimonios rotos, los hijos explotados, el cónyuge que utiliza al hijo contra el otro, las niñas violadas por padrastros, los chiquillos que son objetos de abusos sexuales y cosas así. Pero junto a ellos, aunque sea en menor medida, ha habido menciones a la política en general, al terrorismo y a la falta de trabajo.
Esta cuestión, la de la falta de trabajo, aparte de la multitud de alusiones al aspecto físico de la Alcaldesa, es la que más se le achaca al Ayuntamiento; porque por culpa de esa carencia, una gran cantidad de jóvenes tiene que emigrar de Cádiz, lo que no deja de ser algo verdaderamente triste; porque si cuesta trabajo cambiar de barrio, imagínate tenerse que mudar de ciudad sin saber qué impresión va uno a causarles a personas que hablan y se comportan de manera distinta a uno.
Pero en esto también hay matices; y uno echa de menos algo en cantidad proporcionalmente inversa a la compensación que recibe a cambio; me explico: si le dan para vivir un piso amplio en Puntales a cambio del cuchitril que uno sufre en la Viña, por muy enamorado que uno esté de su barrio, se muda con los ojos cerrados. Pues de la misma manera, si uno es médico en la «Residencia» y lo llaman para dirigir un hospital en Monforte de Lemos, no digo yo que no echara de menos su ciudad si se fuera; pero estoy por asegurar que la pena iba a estar tan diluida que ni la notaría.
Lo que duele de verdad, Aldonzo, es tenerse que ir del sitio que a uno lo vio nacer sin un oficio; irse a la aventura sin tener claro de qué va a encontrar un trabajo que le permita vivir dignamente; porque a los artistas flamencos que, me dicen aquí, van contratados a Japón, que está muchísimo más lejos, no los ha escuchado nadie quejarse de nada; al contrario, vienen aquí de vacaciones presumiendo de lo que ganan, de lo que ven y de lo bien que son tratados. Tampoco Andy y Lucas lloran cuando van de gira.
Nos tenemos que desengañar de que lo malo es ser pobre. El dinero palia muchos dolores. O mejor dicho: la falta de dinero hace que las pequeñas penas se agranden hasta asfixiarnos. Aldonzo, los gaditanos que escriben letras diciendo que es triste tenerse que ir de Cádiz, lo que sienten es tenerse que ir de peón. Porque un andamio es un destierro incluso en tu propia tierra. Un abrazo.
Este año, los asuntos que más se han tocado han sido los referentes a todos los problemas que pueden afectar a las familias; como puede ser los matrimonios rotos, los hijos explotados, el cónyuge que utiliza al hijo contra el otro, las niñas violadas por padrastros, los chiquillos que son objetos de abusos sexuales y cosas así. Pero junto a ellos, aunque sea en menor medida, ha habido menciones a la política en general, al terrorismo y a la falta de trabajo.
Esta cuestión, la de la falta de trabajo, aparte de la multitud de alusiones al aspecto físico de la Alcaldesa, es la que más se le achaca al Ayuntamiento; porque por culpa de esa carencia, una gran cantidad de jóvenes tiene que emigrar de Cádiz, lo que no deja de ser algo verdaderamente triste; porque si cuesta trabajo cambiar de barrio, imagínate tenerse que mudar de ciudad sin saber qué impresión va uno a causarles a personas que hablan y se comportan de manera distinta a uno.
Pero en esto también hay matices; y uno echa de menos algo en cantidad proporcionalmente inversa a la compensación que recibe a cambio; me explico: si le dan para vivir un piso amplio en Puntales a cambio del cuchitril que uno sufre en la Viña, por muy enamorado que uno esté de su barrio, se muda con los ojos cerrados. Pues de la misma manera, si uno es médico en la «Residencia» y lo llaman para dirigir un hospital en Monforte de Lemos, no digo yo que no echara de menos su ciudad si se fuera; pero estoy por asegurar que la pena iba a estar tan diluida que ni la notaría.
Lo que duele de verdad, Aldonzo, es tenerse que ir del sitio que a uno lo vio nacer sin un oficio; irse a la aventura sin tener claro de qué va a encontrar un trabajo que le permita vivir dignamente; porque a los artistas flamencos que, me dicen aquí, van contratados a Japón, que está muchísimo más lejos, no los ha escuchado nadie quejarse de nada; al contrario, vienen aquí de vacaciones presumiendo de lo que ganan, de lo que ven y de lo bien que son tratados. Tampoco Andy y Lucas lloran cuando van de gira.
Nos tenemos que desengañar de que lo malo es ser pobre. El dinero palia muchos dolores. O mejor dicho: la falta de dinero hace que las pequeñas penas se agranden hasta asfixiarnos. Aldonzo, los gaditanos que escriben letras diciendo que es triste tenerse que ir de Cádiz, lo que sienten es tenerse que ir de peón. Porque un andamio es un destierro incluso en tu propia tierra. Un abrazo.