El Carnaval se autoparodia

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El Carnaval de Cádiz cada vez mira más hacia afuera, pero también lo hace hacia dentro, o al menos muy cerca de su ombligo. La cada vez mayor autoreferencialidad en las letras tiene su extremo más recalcitrante en aquellos casos en los que ya no sólo se trata de una copla de guiño o crítica entre agrupaciones, sino que el conjunto en sí, y por lo pronto su nombre, tiene como punto de partida el de otra anterior, casi siempre de la edición previa del concurso.
En la mayoría de las ocasiones se trata de grupos que proceden de más allá de la Bahía, y que tienen su principal fuente de referencia carnavalesca en los medios de comunicación. Aunque también hay curiosas excepciones ‘de Cadi-Cadi’.
En esto el que se lleva la palma es Juan Carlos Aragón, que sirve de fuente de inspiración para multitud de ‘homenajes’, sobre todo por parte de chirigotas, la que curiosamente fue su escala intermedia entre el coro y la comparsa.
En la propia sesión de apertura del concurso ya pisaban las tablas del Falla los marbellíes Las novias de los comparsistas que se la dan de artistas, clara referencia a la última apuesta del autor gaditano.
Toda la ironía que inyectó Juan Carlos a su idea le es ahora devuelta. Ese boomerang lo ha agarrado la chirigota Sosación de Dirertores, musicada por Bustelo y que lleva por apellido otra versión del nombre de la comparsa: Los artistas también fuimos comparsistas.
La fama de Aragón sobre sus constantes cambios de grupo tampoco pasa desapercibida para algunos creadores, y así mañana se presentará sobre el escenario el grupo debutante de Los que quedaron de Aragón, que aprovechará seguro todo el juego que ofrece el toponímico apellido del autor.
Club de fans y finalistas
Al margen del ‘movimiento fan’, el fallo del jurado también es tenido en cuenta, y en la última entrega de los hermanos Márquez Mateo hasta que llegue la sesión que cierra las clasificatorias se han inspirado La secta de los Pelapapas.
No es la primera vez que la chirigota de Bocuñano y José Antonio Gómez  explota el filón, por lo que, como se hace con las películas, podría hablarse de ‘chirigota de género’. Sin ir más lejos, el  año pasado la fórmula ya les acarreó un gran éxito, gracias a los Huele a ropero, que a su vez eran una versión ‘apócrifa’ sobre Huele a romero, la comparsa que sacaron con anterioridad los gitanos de El Puerto.
Los de Jesús Bienvenido también tienen su traslación a la modalidad de la chirigota. Los nuevos Trasnochadores se ‘aliñan’ con el socorrido apelativo intermedio de ‘Auténticos’, por más ‘falsos’ que sean, y de la música melosa se pasa al compás de El Sheriff. La coctelera se agita esta vez desde Trebujena.
Un giro llamativo proviene de los más jóvenes, que miran en estos planteamientos hacia los clásicos, en lugar de a ídolos recientes. Se puede constatar en infantiles y juveniles, donde una chirigota se rinde ante Antonio Martín, con su denominación, Las revuelos (las viejas copleras nunca mueren).
Los hay también que optan por las sagas dentro de su propia trayectoria. Dos creadores que apuestan por esta corriente son El Selu y Luis María Rodríguez. El primero pasa de Los enteraos a Los que no se enteran, y el segundo estrecha el cerco: de Los Políticos a Los Ministros.
A su manera, los de Bienvenido también hacen lo propio, porque de presumir de Trasnochadores en el Carnaval de 2009 han pasado a ser Los Santos en este.
A todo ello podría sumarse el fenómeno de tipos ‘demasiado parecidos’ a los ya escogidos por algunas agrupaciones punteras, aunque en ese caso más que de tributo a la fiesta habría que hablar de falta de originalidad y de recursos propios.