El arte de los pequeños se apodera de Cádiz

Hasta el sol se dejó ver entre las nubes que cubrían la ciudad a media tarde para que los más pequeños pudieran disfrutar un día más del Carnaval. A las cinco de la tarde, el tiempo dio una tregua a la fiesta para que un colorido pasacalles recorriese las calles de la ciudad con una gran patrulla de jóvenes disfrazados para la ocasión, con los tipos que lucieron hace algunas semanas en las actuaciones que llevaron a cabo en el Gran Teatro Falla. Las agrupaciones de la categoría de infantiles y juveniles, y los participantes del programa del Carnaval en la escuela quisieron disfrutar a través de una iniciativa organizada por primera vez por la Asociación de Autores del Carnaval para impulsar la celebración en la calle.
Desde la Plaza de San Juan de Dios hasta la Plaza del Palillero, las calles volvieron a convertirse en el principal atractivo del público, desde donde podía contemplarse un sinfín de disfraces de los que formaban el desfile. En la Plaza de San Juan de Dios, el Patronato del Carnaval también habilitó un ‘photocall’ donde todos los asistentes podían fotografiarse junto a un decorado que escenificaba el Gran Teatro Falla. Además, a partir de hoy habrá un fotógrafo oficial en el espacio habilitado para la ocasión para captar las imágenes de todas las personas que pasen por allí para ponerlas a disposición de los ciudadanos en la red social de cadizbook.
Los que formaron parte del desfile carnavalesco recorrieron la calle Pelota, la Plaza de la Catedral, Compañía, Plaza de las Flores, Columela, hasta llegar a la Plaza del Palillero, donde la Asociación de Autores organizó un concurso de máscaras para recuperar esta tradición histórica de la ciudad. La entidad incluso premió con una dotación económica de 300 euros la creación más grotesca de todas las que se presentaron.
El broche de oro a este Paseo del Disfraz lo pusieron las actuaciones de las agrupaciones infantiles y juveniles en el escenario situado en la Plaza del Palillero, donde se dieron cita numerosos aficionados, que al final del acto se trasladaron a San Antonio para presenciar la quema del Dios Momo.