“¿Por qué?” Gran pregunta. Mucho más fácil de formular que de responder. Los cuarteteros de Villanueva de la Concepción llevarán horas dándole vueltas a la cabeza. Llegaron con respeto, con ensayos a sus espaldas y el sueño de agradar. Pero plantarse en medio del escenario del Gran Teatro Falla con el único poder de la palabra… está al alcance de muy pocos privilegiados.
Los jóvenes de ‘¡En Cádiz hay que vivir!’ intentaban mantener la compostura al bajarse el telón. Pero no podían, sus movimientos delataban la decepción. Hasta temían cruzarse con los medios, respetuosos, animándoles en todo momento. Esto es Carnaval y como en la vida, a veces se gana, a veces se aprende.
Uno de ellos hasta pedía perdón en directo. Lo sentía, de veras. “En los ensayos íbamos raspados de tiempo y aquí nos han sobrado cinco minutos”, reconocían. “Se nos ha hecho muy largo”. Y eso que alguno cumplía “el sueño de mi vida”, un consuelo que irá adquiriendo mayor fuerza con el paso de los días. “Llevamos algunos años en nuestro pueblo y allí nos sentimos más cómodos, porque las bromas son más locales. Eso es muy grande”, y se les ha quedado enorme.