Cosas de La Caleta

A estas alturas las coplas se pasean de boca en boca por las calles de febrero. Ya no son coplas de nadie, son coplas del pueblo entero. Son coplas que lleva el viento por la calle San Francisco

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Tu  bes qué es un autor… Ay, autor, ese mercao del ingenio de ladrillos coloraos, el Falla, ya se acabao… A estas alturas las coplas se pasean de boca en boca por las calles de febrero. Ya no son coplas de nadie, son coplas del pueblo entero. Son coplas que lleva el viento por la calle San Francisco, coplas que canta este bizco, coplillas que entona el Torre (que lo que no vuela, corre) y tararea la Angelita. Son coplas todas bonita. Coplas unas carcajada, y otras como si nada, aquí, donde la tripita, te meten un cosquilleo, un nosequé qué será, que te calan en los huesos como si fuera humedad…
A estas alturas el autor sería un desagradecío si te deja en el olvío…

Qué es un autor sin su musa
sin su ensaladilla rusa
sin su pescao en sobrehusa
sin que se quite la blusa
para resibí tu brisa…

Qué es un autor sin la risa de mujeres y chiquillos comiéndose bocadillos hasta quel sol del ocaso, que echa el telón al día, da paso a la lotería (en moderno el bingaso) y se funde en un abraso la luz del atardecer y esa luz de los focasos, que cualquiera lo diría parese otra vez de día y devuelve la alegría mientras canta una maría, «¡Los dos patito!»…Qué bonito ese ratito hasta que llega el marío (que la marea lo retuvo), con el cubo lleno erizo y en la otra mano el alambre y con ese hablar castizo dice, «María, tengo hambre…» Escenas del Paraíso. Esto, Dios, así lo quiso… «Ay, espérate, chiquillo».
Qué es un autor sin el brillo de su barca, de su sodia (o como mucho un falucho) en el que montá a su novia para decirle al oído, «Yo te quiero musho, Antonia», con la luna por testigo. Y sobre un mar de estrella que bañara aquella dicha, el tío se echa sobre ella y se mece la barquilla («Pisha, me estoy clavando la quilla») haciendo ondas de espuma que llegan hasta la orilla donde mira una chiquilla con sus zapatillas Puma, «¡Yeni, no te mojes los teni…!» Son escenas del Edén. «¡Anda, ven!», «Ya voy omá».
Qué es un autor sin tu mar, tus olas de plata quieta, tus posas y tus coñetas, sin tu playita coqueta donde el agua es armonía, tus pibas desinhibías enseñándote la tetas y un morsegón que en su treta de jugar con la raqueta manda a su lao la pelota, «…Se ma crusao la gaviota» (será jeta… Por cierto, no es de la letra: qué dos peasos de…) Vaya, sin la arena de tu playa donde entierra la caballa para espantar su mal, el martes de carnaval, el viñero de la Viña entre guasas y entre risas, recordándole a su niña, «Y mañana, la ceniza». Son escenas del Nirvana que le da la mar en calma. Y a cuarenta días vista ya está el tío sobre la pista de su Virgen de la Palma…  
Qué es un autor sin tu alma, sin tu sol cuando se acuesta desparramando colores, más que una puesta de sol es puesta de sensaciones, los naranjos del naranja, los moraos de moratones… y las potencias al cielo ensarzando a las nubes como si fuera algodones… Es un momento, se va (espectáculo diario pa ver desde el balneario) parece visto y no visto, y deja a Cadi inundao, como si el manto del Cristo cubriera por to los lao… Tu alma mueve a emociones, y cuando el faro te guiña por la cara de mi niña le corren dos lagrimones…  Son escenas de la Gloria. Con su mano chiquitita se frota el escalofrío que en su cuerpo se ha metío, «¿Tas traío la rebequita?», le pregunto.
Qué es un autor le pregunto, mientras un bote aquí junto está arrancando el motor y clavo mi pupila en su mar azul…
«¿Qué es un autor?», «¿Y quién me lo pregunta…?», «¡El bizco!», «Un autor no eres tú… No se pueden desí tantas tonterías, pisha» (qué corte ma dao… cosas de La Caleta).