El Ayuntamiento de Cádiz ha dado una patada al calendario y ha mandado el Carnaval a los meses de mayo y junio. Priorizan la salud a la tradición y es la manera de celebrar el Concurso del Falla y la fiesta en la calle con mayor seguridad y menores riesgos. La vuelta de la Navidad fue mortífera este 2021 en la provincia, con una tercera ola donde se dispararon los contagios, y temen que suceda lo mismo este próximo enero aunque todos estén vacunados.
Curarse en salud. Desde el punto de vista de los participantes en el Concurso de Agrupaciones se ha asumido con tristeza y resignación. Muchos de ellos creen que había que salvar el COAC no sólo por la afición sino por su relevancia económica en una tierra tan deprimida como Cádiz. No sólo intérpretes y autores: artesanos, costureros y numerosos empleos dependen de este certamen.
Pero en el Carnaval callejero este anuncio ha caído como una bomba. Principalmente porque ven que el Concurso ha tirado de la fiesta en la calle, no al revés. La celebración en las plazas, esquinas y tablaos, con chirigotas ilegales y romanceros, tiene otros tiempos y no se han respetado. Es incomprensible tomar una decisión cinco meses y medio antes (empezaría el 27 de febrero), sin saber las condiciones sanitarias de ese momento y viendo como tanto se están relajando ahora todas las medidas en conciertos, teatros, cines y hasta se ha aprobado la celebración de procesiones y la Semana Santa.
“Estoy asombrado. No me lo esperaba”, reconoce David Medina, que acumula ya tres décadas de ‘ilegalidades carnavalescas’ y es autor del libro’ ¿Cómo hacer una agrupación callejera?’. “¿Cómo se puede anular el Carnaval seis meses antes? Se hace por el Concurso, pero éste no puede arrastrar a la calle“, señala. “En verano Cádiz ha estado llena de gente. Teatros, conciertos, los estadios de fútbol que van a subir al 80% de los aforos, procesiones, la Navidad… se está haciendo una vida casi normal en la calle. No es lógico quitar esta fiesta”. Pide tiempo. “Si llega diciembre y enero y hay un repunte, pues que se suspenda en ese momento. Pero ¿cómo vas a impedir cantar en la calle, donde no hay contagios?”.
Por ello, tanto las chirigotas ilegales como los romanceros se muestran decididos a hacer Carnaval durante esa semana del 27 de febrero al 6 de marzo, en las fechas tradicionales, si las condiciones sanitarias son óptimas. Entienden que esta fiesta representa al libertad y nadie puede impedírselo, aunque son conscientes de que varias cuestiones dependen del propio Ayuntamiento: limpieza, seguridad, horarios, la posibilidad de beber en la calle…
Es una opinión mayoritaria entre las chirigotas callejeras, que empiezan a darle forma a sus repertorios. La decisión municipal ha dejado a muchos todavía digiriendo la noticia, como a Alejandro Leiva, de la chirigota del Perchero. “Cambia todos los esquemas de la fiesta. Está claro que cualquier decisión iba a traer polémica, y a la gente no le gustan los cambios. Necesitamos un tiempo para asimilar y reordenar esto”. Uno de los integrantes de su grupo tiene la fecha de las oposiciones de Magisterio en esas mismas fechas. “Varía toda planificación. No obstante, todavía es pronto para saber si saldremos en febrero, porque el Carnaval callejero es anárquico y no puede contar con una asociación o colectivo que aglutine todas las voces”.
Numerosos rostros conocidos del carnaval callejero se han manifestado en las redes sociales, animados a mantener la esencia de la fiesta en el mes de febrero. Marta Ginesta, de Cadiwoman, tilda de decepcionante el tratamiento público” y avisa. “Las agrupaciones no somos las animadoras del turismo y la hostelería para cuando les venga mejor. Y me ha dado esa impresión, la de instrumentalización y mercantilización de la fiesta. Otra vez”. Muchos se mueven en esta sintonía remarcando el carácter anárquico y fuera de las normas de este modo de hacer Carnaval.