La final más larga de la década. Un maratón, un desfile de coplas sin descanso (literal), un espectáculo de doce horas de duración. El templo de los ladrillos coloraos abre por última vez sus puertas, alza el telón y lo cierra definitivamente en un Concurso que engordó tanto que ha terminado por reventar las costuras. Termina el COAC de la improvisación, el de las decisiones precipitadas y arbitrarias (desde la fecha de inicio, al cambio absurdo en la puntuación, pasando por la eliminación del tiempo de asueto y la inclusión de una agrupación de la cantera en cuartos y semifinales de adultos).
Es el viernes más triste porque deja la sensación, irreal, de que el Carnaval se escapa entre las manos. Irreal pues no ha hecho más que empezar y la creación de sus copleros perdurará en el tiempo. El jurado, aprendida la lección (¿bueno? ¿malo?), ha escuchado la voz de su pueblo y brinda una finalísima que no destacará por su elevado nivel pero sí por su tremenda igualdad. Nada está decidido en ninguna modalidad, y por eso la sesión promete una auténtica batalla de letras para dilucidar al vencedor.
No hay hueco para más. Es suficiente con incluir a cuatro grupos por cada modalidad, 16 en total, una cantidad inédita en la última década. Hace 38 años que no se unían cuatro cuartetos en este último día, y es que ‘los del piso de arriba’ han querido darle cariño al arte más difícil de la fiesta. Remolino, Procopio, Sheriff, Manolo Santander…, encajado el fallo absoluta deportividad, tendrán que comprar pistachos, anacardo y gomitas para ver la final desde casa con la tristeza de no haber sido invitados a última hora.
Cuatro grandes en la comparsa
Con su permiso, están todos los que podían estar. El coro se debate entre el estilo clásico y añejo y el nuevo y fresco que apuesta por el espectáculo. Faly Pastrana cuenta con más opciones frente al binomio Pardo-Rivas, al enorme grupo de Rivero y a la sorpresa ya confirmada de Los Estudiantes.
La pasión se multiplica con la comparsa, que ha alcanzado un grado de complejidad literaria, musical e interpretativa sobresaliente. Es la reina actual de la fiesta, la que detiene el tiempo. Y por suerte competirán cuatro leyendas que han marcado una época en el Carnaval de Cádiz: Martínez Ares, Juan Carlos Aragón, Tino Tovar y Ángel Subiela. Entre los cuatro, 21 primeros premios (20 en esta modalidad y uno de chirigotas por ‘Los Yesterday’). Este póquer de ases se ha enzarzado en una brutal guerra poética, con ‘Los mafiosos’ asomando la cabeza y por lo tanto marcándose como el enemigo a abatir.
La chirigota atraviesa un momento complicado, posiblemente por ese efecto arrastre de la comparsa y la pérdida de notoriedad, aparte de la universalización del humor y su velocidad de transmisión en las redes sociales. Se percibe y aprecia el trabajo pero ha faltado humor, chispa, gracia, más allá de la crítica y la buena interpretación. Vera Luque encadena un año más sin mostrar un mínimo atisbo de duda, de flaqueza, y 2018 ha engendrado la agradable sorpresa de la chirigota del Cascana y Jesús Selma, ‘Cai de miarma’. Entre ambos está la pelotita. De Selu y Canijo, ¿qué más se puede decir?
Tras la añorada pérdida del Peña y el Masa, el cuarteto ha perdido hace escasas fechas a Pepe Escapachini, y los dos palos se han quedado huérfanos. La fiesta ofrece todo el cariño posible para revitalizar esta modalidad, agradecida y agraciada por el regreso de Morera y Los niños. Por vez primera desde 1980 coinciden cuatro grupos en la Gran Final. En el de Gago, Moreno y Cossi pervive la esencia pero sus rivales arrancan más carcajadas. El equilibrio lo decidirá el juez. Más bien, el jurado.
Sin homenajes ni recuerdos: doce horas de coplas
La cita arranca a las 20:30 horas como el resto de sesiones y será retransmitida en directo por Canal Sur Televisión, acompañando las demás radios locales en sus respectivas frecuencias. Se han eliminado los tres intermedios y en el horizonte no se atisban homenajes como los del año pasado a Antonio Martín y a las coplas de la II República. La entrega del Antifaz de Oro se llevó a cabo el primer día como se ha instaurado en las últimas ediciones. Sí que queda por averiguar el ganador de la Aguja de oro al mejor tipo y Cajasol premiará el mejor disfraz de los aficionados que acudan a la final.
Los coros marcan el inicio de los cuatro bloques, que apuntan en segundo lugar a los cuartetos mientras que chirigotas y comparsas intercambian posiciones. Abrirá cortinas ‘Don taratachín’, ese ingenioso duende que alimenta la inspiración del carnavalero. El popurrí volverá a sufrir las modificaciones pertinentes para homenajear en este caso a la comparsa. Y bajará por ultima vez el telón, antes de que aparezca el equipo de Jesús Monje, ‘El perro andalú’ de Martínez Ares, quien repite tras la experiencia del pasado 2017 con ‘La eternidad’.