Buen Carnaval, con empate técnico entre lo oficial y lo ilegal

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Un buen Carnaval, con empate técnico entre lo oficial y lo ilegal. Así podríamos definir los días vividos en Cádiz en el último mes, si tomamos como punto de partida la celebración de las tradicionales degustaciones gastronómicas que preceden al concurso de agrupaciones del Falla. Entre lo mejor, la división del certamen en tres fases antes la Final y los recorridos alternativos del carrusel de coros. Mejoró la Cabalgata, algo que se agradece y El Pópulo se ha convertido en un referente obligado a la hora de hablar de chirigotas ilegales.
Prolegómenos
La Pestiñada, Ostionada y Erizada volvieron a congregar a multitud de gaditanos en torno a los pestiños, ostiones y erizos. Esto no es nuevo, porque el acto se convierte en una excusa para echar un rato entre amigos. Este año se notó un cierto aumento en la calidad de las agrupaciones, al menos el domingo en San Antonio. Lo que está claro es que el personal apenas escucha nada y si lo que se quiere es tener una primera impresión del grupo que canta lo mejor es ir al ensayo general. En este saco de prolegómenos podríamos incluir el fiasco de la presentación en Madrid, no tanto por la alocución de Ismael Beiro, sino por quien lo eligió.
El concurso
El año pasado se instauró la fórmula de los cuartos de final de manera experimental y en 2009 se ha repetido. La verdad es que lo agradece el público porque la segunda y tercera fase son apasionantes. Lo que parecía una quimera hace unos años que era acabar con la reventa se ha conseguido con creces. Los que se pasan horas en una taquilla no se van después de escuchar a tres agrupaciones, como sucedía hasta hace dos años. El nivel en casi todas las modalidades, ha estado sensacional, a la altura del público que ha ambientado sobremanera la casa de los ladrillos coloraos. A juicio de la mayoría, la Final se sigue quedando algo corta y lo normal es que un futuro se regrese a las cuatro por modalidad. El jurado se retrasó más que nunca en dar los premios (hasta 20 minutos) y encima cuando anunció que Los enteraos eran el tercero de chirigotas tuvo que aguantar un vendaval de críticas, algo que no se recordaba desde el año de Los cubatas. Luego la calle refrendó que el cajonazo ha sido tan gordo como el de aquellos cubanos con cubalibre de Paco Rosado, Manolo Rocha, Emilio Rosado y el Gome. Tres de los cuatro primeros premios de 2008 repitieron y Antonio Martín volvió a la gloria en comparsas doce años después. El error en la redacción del reglamento estuvo a punto de armar un enorme lío, pero al final los presuntamente damnificados se portaron como señores.
Romancero y cantera
La cal y la arena. Lo de los artistas de la rima ya se ha consolidado de una manera increíble. Este año hubo que hacer hasta dos turnos para que entraran tantos versos en el Falla, ya que se presentaron un total de 21. Se acierta enormemente situando la Final el jueves, primer día oficial de Carnaval según la cartelería. Lo del concurso infantil y juvenil necesita una revisión urgente, aunque aquí es difícilmente señalar a alguien directamente con el dedo, pero lo único cierto es que está completamente devaluado. 
La Gala del Carnaval
Se instauró como una especie de contraataque para dotar de vida al Sábado de Carnaval, una jornada tradicionalmente huérfana en actos y que necesitaba urgentemente de una cierta vitalidad. Había cierto escepticismo con el resultado final, pero el Falla se volvió a llenar y los que no pudieron escuchar a las punteras durante el concurso oficial lo hicieron esa noche.
El sábado en San Antonio
Otra vez la cara y la cruz. Javier Ruibal encandiló al personal con un pregón con chispa, divertido y muy cercano al gaditano. Muy bien elaborado en líneas generales. Además fue listo y se rodeó de los mejores: José Manuel Gómez y El Selu (el mejor acompañante posible este año por aclamación popular). La cruz fue lo de después. Hubo agrupaciones que terminaron cantando en el tablao a las cinco de la madrugada (que se lo digan a Los trasnochadores) y tuvieron que soportar a los indeseables de siempre que la armaron y gorda. Pero eso, excede a este análisis y ya se encargó de contarlo este periódico con todo lujo de detalles en su edición del pasado lunes.

Los carruseles
Nunca ha habido tantos y tan buenos. El de Segunda Aguada ya va camino de su segunda década y cualquiera se lo quita ya a los comerciantes y vecinos de la zona. Lo de la dispersión del carrusel del casco antiguo por las obras del Mercado Central va a crear un debate en un futuro. Parecía imposible que los tangos salieran de la Plaza y ahora casi parece imposible que vayan a volver. Aún así hubo muchísima gente. El lunes se consolidó como el gran día del gaditano, al ser fiesta sólo en la capital. Y la gente disfrutó de lo lindo. Daba gusto pasear por Mina, o Candelaria y detenerse a disfrutar con una falseta o con el repertorio gamberro de una ilegal. Lo del viernes en La Viña no se recordaba pese al cielo entoldado que amenazaba con descargar agua en cualquier momento. Pero había ganas de juerga y un personal ciertamente selecto. Eso sí, sólo hasta las tres de la mañana. 
La Cabalgata Magna
Ya tocaba hablar un año bien de la Cabalgata, pese a que sigue estando ciertamente lejos de la magnificencia que debe tener el acto central del Carnaval gaditano. Eso sí, hubo más carrozas y mejores, se sumaron más agrupaciones y lo de las majorettes le dio una mayor presencia y prestancia. El tiempo respetó y eso siempre es bueno porque el lucimimento es mayor.
La semana
El año pasado se instauró lo del circuito de agrupaciones para que las punteras mostraran sus repertorios durante la Semana de Carnaval. Ciertamente en casos como el de este año hay que afirmar, sin ningún genero de dudas, que la gente fue buscando al Selu, entre otras cosas, porque ya se sabía de memoria lo que iba a cantar. Pero a nivel general ha quedado demostrado que se hace un poco largo, porque el primer día acude mucha gente, el segundo menos y el último los que van están casi en familia. No se trata de desprestigiarlo, sino de intentar acortar su duración. Lo de los concursos de los tablaos sigue teniendo la capacidad de reunir a muchísima gente, sobre todo, el de popurrí de La Viña que es el referente obligado. Del resto de actos más de lo mismo: La Quema del Dios Momo, el baile por tanguillos y la Fiesta del Mayor que tienen la virtud de ir dirigidos y congregar a un cierto colectivo. Y lo consiguen. Lo de la Gala del Humor se estrenó con relativo éxito y habrá que esperar a ediciones posteriores. Los conciertos oficiales mejoraron buscando dos estilos contrapuestos para dos públicos diferentes: por un lado Manuel Carrasco y por otro El Cigala.
Lo extraoficial
Hay que volver a hablar de la concentración de ilegales del Pópulo bajo la denominación de Amoscuchá. Sencillamente, al menos en la jornada del miércoles, se ha desbordado. El romancero y el arte ilegal se paladean realmente en las jornadas del martes y el jueves, pero el miércoles cuesta una enormidad moverse por la zona. Eso ha provocado un cierto alejamiento del entorno y este año ya había callejeras cantando incluso en las cercanías de Cobos o Cristóbal Colón. También se consolidan otros pequeños actos dirigidos a un segmento mucho más concreto. Ocurre, sin ir más lejos, con el concurso infantil de disfraces del Corte Inglés, una cita que hace las delicias de pequeños, padres y abuelos.