Magnífico, magnífico, pero de verdad, sin giros retóricos cuarteteros. En el teatro ayer no cabía un alfiler, hasta en los palcos donde habitualmente caben seis personas ayer las cuentas no salían. Misterios matemáticos. Incluso en el palco municipal había ‘overbooking’. Concejales de todos los grupos políticos de la Corporación ocuparon sus asientos. Hasta el inédito Ignacio Romaní se dejó ver en el palco de Onda Cádiz. La que sigue ausente es la alcaldesa, que este año se ve que se está reservando para las noches grandes. Y eso que la de ayer lo fue. El público lo sabía y tenía ganas de disfrutar, en general, no de un grupo en concreto, sino de todo lo que le echaran. Además, tuvieron la suerte de que casi todos los grupos estuvieron a la altura de las circunstancias. El primer punto álgido llegó con el cuarteto de Ángel Gago, durante cuya actuación el público coreó el nombre de Tello, el miembro del grupo que no ha podido acudir al Concurso después de haber tenido un grave accidente de tráfico hace apenas dos semanas. Y el apoteosis llegó después, con el regreso de Bienvenido y, un poco más tarde, la actuación de la comparsa de Tino Tovar. Nadie se movió de su silla en horas, tampoco pregoneros como Ruibal y Pasión Vega. Y esta es la conga del trasnochador, la conga del vampiro satirón…