María Romay y David Navarro, concejales de Fiestas y Policía Local respectivamente, han realizado este martes un balance del Carnaval de Cádiz que acaba de expirar. Y en los últimos días se ha reflejado en los medios de comunicación el malestar de las chirigotas ilegales por el rechazo que han sufrido en la Semana Grande de la fiesta. Primero por parte de algunos vecinos que han atacado con cubos de agua, petardos y hasta extintores, y después porque el viernes se producía un desalojo excesivamente temprano por parte del servicio municipal de limpieza y los agentes locales.
Los dos ediles “lamentaban” profundamente “este “desafortunado desalojo” y pedían perdón. Señalan a los culpables pero sin profundizar, ya que de momento se están investigando las actuaciones. “Ha sido una falta de coordinación entre los servicios de la policía y limpieza. Pedir perdón a aficionados y agrupaciones afectadas y asegurar que esto no volverá a pasar”, apuntaba Romay.
Navarro confirmaba a su vez que ya tienen conocimiento de lo que ocurrió, “pero queremos que nos informen del problema por escrito. Ya se han hecho las investigaciones y no volverá a repetir”. En general, “ha habido un fallo en el servicio policial y de limpieza”.
Romay criticaba la actitud de esos ciudadanos que han atacado a las chirigotas ilegales quejándose de la falta de ruido. “Algunos vecinos no entienden que es la fiesta grande de la ciudad. Y que además es un motor económico muy importante para la misma y han sido hostiles con los chirigoteros. Queremos mostrar el apoyo a todas las agrupaciones y lamentar el comportamiento incívico y de falta de respeto”. Aún así, “este equipo de Gobierno no se va a atrever a ver una corriente en este sentido, sino que son casos esporádicos. Animo a los que son objetos de actuaciones a que actúen porque aunque son anecdóticos, son graves y no deben quedar impunes”.
Un incidente parecido ocurrió en el Carnaval Chiquito de 2013, lo que provocó el tremendo enfade de las chirigotas ilegales, que criticaron al anterior equipo de Gobierno e incluso se marcharon a Puerto Real en verano como medida de protesta.