El coro ‘El batallitas’ ha ido creciendo en cada fase del Concurso. Arrancaba con la fortaleza de las voces del grupo de Julio Pardo y en su caminar ha empezado a penetrar la literatura indiscutible de Antonio Pedro Serrano, ‘El Canijo’. El sevillano se ha mimetizado de tal forma que hasta aparece por el Gran Teatro Falla con el tipo sin contar con un hueco en el escenario.
Al Canijo le brillaban los ojos mientras los integrantes se vestían en el local de la calle Sacramento. “Julio (Pardo) me ha ido etiquetando cada tango. Este para la final, este para la semifinal… Yo nunca había hecho eso, pero tiene razón. Hay que tenerle respeto a las fases y de nada sirve ser campeón en preliminares. Debemos controlar el ansia”.
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Los coristas se mostraban más tranquilos que nunca, conscientes del buen repertorio del que iban a disfrutar los aficionados en semifinales. “Me pidieron un tango clásico, y me decidí por los cañones, que creo que no se le había cantado antes. Es algo que llama mucho la atención de los turistas”, pero aquí pasa desapercibido, forma parte del paisaje de la ciudad y se camufla entre la normalidad.
Su mano se nota en los cuplés, una pieza que puede ser decisiva en el Concurso si hay igualdad entre las agrupaciones. Cada vez se cuida más esta parte del repertorio. “El cuplé es lo que nos une a todos, la parte que compartimos. No se pueden despreciar, es la gracia de Cádiz. Aunque cueste mucho y haya que estrujarse la cabeza”. El Canijo llega desde la chirigota y ha sabido darle su toque en el coro.