Lo tuvo todo. Nada le faltó a la mejor noche de coplas de lo que va de Concurso y, quizás, de varias ediciones del certamen. Comenzaba la velada con un plus de nervios y de tensión. Era inevitable. La tercera y última semifinal era el obvio prólogo a una de las sentencias más esperada, la que marca una frontera fundamental, la de los elegidos, la de los finalistas que ya serán recordados siempre. Pero tuvo mucho más y fue sobre todo gracias a las agrupaciones. Si el público estaba caldeado, preparado para la explosión, los que actuaron supieron encender las mechas suficientes. Sobre todo, por encima de todos, ‘Los puretas del Caribe’ que convirtieron su actuación en una de las mayores fiestas colectivas que haya vivido el certamen en años. Al menos, de este Concurso sin lugar a dudas. El dueto que se marcaron los chirigoteros con sus hijos, que salen en otras agrupaciones, emocionó a todo el público y, como remate, interpretaron un cuplé que levantó el teatro, literalmente, y lo puso a bailar con una coreografía en la que todos seguían las órdenes de los puretas trasnochados.
Sin llegar a tal nivel de euforia, el coro de Faly Pastrana o el cuarteto de Ángel Gago también consiguieron elevar los nervios de la espera a otra cosa, a los aplausos y los vítores de los grupos que gustan.
Pero la noche tenía una sorpresa. Lo normal es que cuando canta la última, el silencio se haga. Pero esta vez había un runrún ensordecedor. Es el que precede al listado de los que protagonizarán la última noche, la mayor, la de mañana que, ya de veras, será la última por este año.