VALORACIÓN DE LOS LUCEROS EN CUARTOS: A SEMIFINALES DEL TIRÓN
No se escucha el final de la presentación de estos luceros. Caía el Teatro rendido ante la primera pieza. La puesta en marcha de esta comparsa quizás fue la parte más brillante en cuanto a interpretación. Dos buenos pasodobles, con algún cambio en las voces respecto a la primera fase y un buen segundo cuplé, aupaban a estos comparsistas a las alturas del Concurso. La pena, algunos desajustes en la última parte del repertorio.
Con el primer pasodoble llegó la primera película. La escena se volvió gris. Se fueron los colores de la paleta. García Argüez solo usó el blanco y el negro para llevar el presente al ancestro. A la época de los Reyes Católicos se fue el pasodoble. Aún sorprende como en dos minutos alguien puede pintar tiempos tan remotos como lo hizo el Chapa. Y todo con la palabra. Era una letra para explicar en lo que se puede convertir el futuro de Andalucía.
En el segundo el autor vuelve con las misma armas. Primero lo hace con la sensibilidad y luego la rabia en el remate. Todo para traer los dos caras de los abuelos. La familiar y la guerrera. Era un canto a los pensionistas que hoy luchan por un retiro digno.”Es el fuego entre la gente, un abuelo es un lucero”. Gran remate. La música, a veces como el mar en calma y al final como la ola que rompe.
Ahora que tienen pelo le encajan mejor los cuernos, dicen en el primer cuplé. Mejor estuvo el segundo. Hacen un relato del talento que tienen los hijos de los componentes de la comparsa hasta que aparece uno de ellos, ese niño era el Pacoli. No se sabe si fue por la disposición de la comparsa en el escenario o por el reparto de las voces, pero el grupo no sonó compacto en el popurrí. Detalles que pulir para estar en la batalla de lo que queda de Concurso.