La comparsa perfecta

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La comparsa perfecta

Letra y música: Juan Fernández.
Dirección: Manuel Barragán Gallardo.

Paso por Preliminares

San Benigno: Los que renegamos del comparsismo, o el fútbol, o el cine, moderno, del contemporáneo, siempre tenemos la duda ¿Serán los años, puro desgaste o realmente han cambiado los modos? En el supuesto de que realmente hayan cambiado las cosas en vez de nosotros ¿ha sido a peor? A la vista del entusiasmo que levantan en una creciente y entusiasta legión de seguidores, capaz de llenar ya no un magno teatro de mil plazas como el Falla si no una quincena de recintos por toda Andalucía, a la vista de que las entradas, las pasiones, los comentarios y los contenidos vuelan, en la vida real y por internet, queda claro que los melancólicos, los que no entienden lo vigente, corren un alto riesgo de estar equivocados. La exhibición empieza en el tipo, gran idea, que mezcla el mito de Frankenstein con comparsilandia para tratar de crear con retales un monstruoso comparsista perfecto. Las letras se mojan desde el principio, desde una presentación muy crítica con el ?glamour? de la modalidad, con la fama y la pompa de los comparsistas. Sigue en el primer pasodoble, contradictorio. El segundo, demagógico pero con frases valientes. Todo es elaboradísimo, complejo, por lo tanto muy trabajado, difícil y meritorio. Llevan la voz de Ezequiel Benítez y aprovechan tal privilegio. Un cantaor de tal talla reclama lucimiento y lo tiene a espuertas. El estribillo suena maravilloso y el popurrí, espectacular, se hace corto.

El Maligno: El que escribe antes que yo además de tonto es prudente. A mí me parece que se equivocan ellos, todos, hablo del 90% de las comparsas de ahora, incluyendo a las que estrenan, por poner un ejemplo, en Alcalá de Guadaira. Ese barroquismo es el problema, esa complejidad, esos juegos de voces, con tres solos en el mismo pasodoble, con duetos, tríos y 22 voces, resultan inimitables. Es decir, no hay quién lo cante como ellos. Hay giros y requetegiros hasta que resulta imposible recordar la música. Serán los tiempos. En el primer pasodoble, además, incurren en una severa contradicción. Afean a Carapapa y Aragón que no estén en el Falla cantando sobre cosas importantes. Viene a ser lo mismo que están haciendo ellos, empeñando una letra en ese asunto en vez de abordar otros.

Puntuación: ***
JOSÉ LANDI

Paso por Cuartos de Final

Puntuación: ***

San Benigno: Los comparsistas más chulos, más guays, los que mejor hacen la octavillita, están aquí otra vez. Más allá de lo que el tipo requiere, hay que decir que cantan muy bien. Se lanzan de nuevo con esos pasodobles que en Preliminares costaron digerir. El primero, para esa izquierda socialista que los dejó en la calle, sin trabajo. Les robaron sus sueños de andaluces. A ver quién dice que en este teatro no se le da cera a todos. La segunda copla se la dedican a un niño al que acosan en el colegio. Su salida es el suicidio. Él también se sintió un monstruo. Los cuplés, regular. El popurrí, bien. Ezequiel, mejor.

El Maligno: Nada oye. Mira que los escucho en el youtube, pero de la tercera frase del pasodoble no paso. Con lo que me gusta a mí cantar cositas de ?Cai?. Lo que peor me sale es la parte de Ezequiel. Preocupado estoy.

Paso por semifinales:
Puntuación: **
San Benigno
Los de Juan Fernández quieren ser los mejores comparsistas. Por lo pronto son buenos, que no es poco. Pasodoble a la comparsa. La conocieron de pequeño, de la mano de Paco Alba. Fueron descubriendo luego a Martín, a Pedro Romero, a Los Majaras. Carnaval y flamenco. Se fue Pedro, se ha ido Paco de Lucía, ay como el agua, cerquita del mar. Hay que valorarles el esfuerzo de la inmediatez. El segundo se lo dedican al beso, idioma universal, preludio del amor y de la vida, sanador de las heridas de los corazones rotos. Cuplés a Rajoy y a una ?meona? de los comparsistas. Han arriesgado en la idea y el resultado ha sido desigual.
El Maligno
El homenaje a Paco de Lucía resulta demasiado forzado dentro de una letra que está claro que debía rematarse de otra forma. Qué malaje tengo.

ANTONIO M. DE LA VEGA