El ensayo in extremis de un polifacético cuartetero
Borja Romero prefiere el descanso y el hogar antes de encarar su actuación con el cuarteto ‘Costa Tacita’. Su única manía es la normalidad y apurar las últimas horas antes de pisar el Gran Teatro Falla en el sofá de su casa. Eso sí, esas horas no son para descansar sino para ensayar una y otra vez las letras que cantará esa misma noche.
12.30 HORAS
A las doce y media de la mañana suena el despertador de este polifacético cuartetero, al que le queda un día de infarto por delante. Desayuna coca-cola y empadilla, que le sirven para ponerse las pilas antes de ocupar su puesto de repartidor en el bar Mister Kebab. Entre pedido y pedido, su cabeza no puede dejar de repasar el repertorio de cuartos de final, que ha escrito su hermano Iván para la ocasión.
16.30 HORAS
A las cuatro y media llega a casa, donde su madre le ha preparado unas chuletas de cerdo con patatas fritas. Mientras almuerza, habla con su hermano sobre los últimos detalles de la actuación. No está todo listo pero aún les queda tiempo. Al menos eso piensan los hermanos Romero.
18.00 HORAS
«No tengo tiempo ni para ducharme», asegura Borja cuando llega al ensayo de su comparsa juvenil en el colegio Tartessos, que debutará mañana domingo. Durante media hora, repasa con las componentes de ‘Vive la vida’ el repertorio pero sus compañeros Yerai y Dani irrumpen en el local para llevárselo. Aún quedan algunos detalles del tipo y un nuevo repaso a los cuplés. Este último ensayo no se desarrolla en un local, al igual que el resto de los grupos, sino en la calle Barbate, en un salón y junto a un sofá. Sus primeros olés de la tarde llegan precisamente entre estas cuatro paredes, de su madre y de una de sus vecinas, que viven con entusiasmo las horas previas. Por fin llegan al Falla, con el tiempo justo para derrochar arte sobre las tablas y demostrar que son el mayor fruto de la cantera.