El chirigotero que vino del frío…Pero tela de frío

Un poco de maldad serviría para creer que Juan Antonio Bocuñano también va disfrazado al trabajo. Botas casi de astronauta. Cinco capas de abrigo con cuello soviético. Guantes de ataque nuclear. Pasamontañas sobre boca y nariz. Un gorro con orejeras. Así pasa ocho horas del día que cerrará con su chirigota en el Falla, ‘Las fans de los santos’. La explicación es que curra a 20 grados bajo cero en naves frigoríficas que custodian alimentos que luego venderán mercados de todo tipo. No pide libre ni el día de actuación ni el posterior. Mañana y tarde. Del amanecer al atardecer. Esta noche serán otras cámaras, no frigoríficas, las que dejen constancia gráfica del pase de su grupo por el Teatro. Con su inseparable Gómez Rodicio, se ha convertido en una de las revelaciones de la modalidad en los últimos años. Esta noche toca disfrutarlo otra vez.

8.00 HORAS
Es el momento de entrar a trabajar en Gadirfrigo, la planta de la Zona Franca en la que se almacenan toneladas de alimentos perecederos en naves congeladoras que los mantienen entre 17 y 20 grados bajo cero. En esas temperaturas se mueve todo el día Bocuñano, absolutamente abrigado. Maneja la Fenwick (carretilla mecánica) como Fernando Alonso su Ferrari.

14.00 HORAS
Fin de la jornada matinal. Almuerzo en casa y regreso al tajo. También hay horario de tarde. Le gusta ser serio en el trabajo «no pido favores ni descansos para el Carnaval. El trabajo es trabajo y hay que mantenerlo al margen».

19.30 HORAS
Llega al Centro de Día de la calle Zaragoza donde se viste y maquilla con su grupo. Dice tener «los nervios justos» aunque cree que «llegar a semifinales ya es un logro, un objetivo». Devoto de la calle, la espera con ilusión. «Este año cantaremos ante las las iglesias y anunciaremos la ruta por Facebook». Ventajas de los que saben que el mundo llega va más allá del Falla. Y si hace frío, no habrá problema.