‘La viudita naviera’ y otras historias del Carnaval de Cádiz

 

No, hombre, que no. Que ‘La viudita naviera’ no es solo el nombre de aquel coro de Luis Frade del año 1986, con letra de Antonio Rivas y música de Adela del Moral. Ni tampoco la señora a la que mentaba Antonio Burgos en un pasodoble de ‘Bátmonos que nos vamos’. Que es el título de una obra de teatro que José María Pemán escribió en el año 60 y de la que Luis Marquina hizo una película muy famosa con Paquita Rico y Arturo Fernández, que la rodaron en Cádiz y es de esas que ponen ahora en ‘Cine de barrio’. Que cuenta que en 1895, durante el Carnaval, se casaron una tal Candelaria y Carmelo Pimentel, el propietario de cincuentón de una compañía naviera. Tras la ceremonia debe partir de improviso a Cuba, de forma tan inesperada que ni siquiera tiene tiempo de despedirse de su esposa. Esto permitirá que sea cortejada por otro hombre, amigo del esposo. En fin, un lío. Y las coplas de Carnaval haciendo las veces del antiguo coro griego.

Fernando Quiñones andaba convencido de que faltaba una gran novela sobre el Carnaval de Cádiz. Claro que él, que llegó a escribir el repertorio del fallido coro ‘La Atlántida’, apuntó maneras carnavalescas en sus narraciones de ‘Las mil noches de Hortensia Romero’ o de ‘El coro a dos voces’. Pero ya Pío Baroja se había declarado amante de las coplas de ‘Las viejas ricas’ y Armando Palacios Valdés también dio cuenta de estas fiestas en ‘Los majos de Cádiz’, que sobre lo nuestro no sólo hubo libretos sino también libros, ¿o tú qué te crees?

Falta una novela, pero el Carnaval ya cuenta lo suyo en Cádiz, desde ‘El asedio’ de Arturo Pérez Reverte al ‘Caso Leviatán’ de Pepa Pérez y ‘Blam Blam’, de Gutiérrez Cruz y Gallardo Alvarado. Se trata de reconstruir el rompecabezas de Cádiz, una ciudad donde nada parece lo que es, como advierte uno de los personajes de una narración escrita por Félix Bayón, para ‘Relatos de don Carnal’, con que hace años Quorum Libros reunió las voces de, entre otros, Fernando Quiñones, Eduardo Mendicutti, Felipe Benítez, Jesús Maeso, José Manuel Benítez Ariza, Manuel Jesús Ruiz Torres, Rafael Ramírez Escoto, Rafael Marín, Félix J. Palma y Alejandro Luque. Fue un libro de encargo, que pretendía llenar un cierto vacío, el de la falta de ejemplos narrativos que vinculen el Carnaval gaditano con esa otra literatura que no suele salir en sus agrupaciones, salvo para chotearse de ella, y a la que los culturetas llenan de mayúsculas y encendidos elogios.

Pero que sepas, pichita, que al Carnaval gaditano le sobra poesía. Y no sólo me refiero a sus letras, que también. Mucho de Carnaval hubo siempre en Rafael Alberti y en Carlos Edmundo de Ory, que hasta con justicia fueron pregoneros de la fiesta. Quizá para devolverle la visita a la supuesta literatura con mayúsculas, Juan Carlos Aragón acaba de publicar ‘La risa que me escondes’, una colección de poemas que apareció hace unos meses en la editorial Isla de Siltolá, que dirige el poeta gaditano Javier Sánchez Menéndez. Ahora, Antonio Martínez Ares hace teatro. Quizá también sea una forma de devolverle el cumplido a José María Pemán y a su viudita naviera.