Unos dentistas de primera
La chirigota del Canijo ha conectado una vez más con el Falla, que ha
coreado sus estribillos, ha reído y ha aplaudido con ganas cada una de
las letras que este gaditano de Carmona le ha regalado a Cádiz.
Muy metidos en faena, con mucha implicación del público y con unas letras perfectamente encajadas en las deliciosas músicas de Tino Tovar, estos dentistas han presentado sus credenciales para llegar, este año también, muy lejos en el certamen.
Los pasodobles, muy en la línea de su autor, dedicados a la belleza interior de la mujer y a reivindicarse de nuevo como gaditano de adopción: “soy gaditano, aunque no echara aquí los dientes”. Acertados los cuplés (muy bueno sobre todo el dedicado a la gordura del autor), simpático estribillo y perfecta armonía del popurrit, estupendamente escenificado.
El Falla, que ya estaba calentito y animado por la buena actuación del cuarteto que los precedió, ha respondido encantado y entregado, como viene siendo habitual con las agrupaciones de este autor, al que Cádiz le robó el corazón, pero que también él ha sabido robárselo a los gaditanos.
coreado sus estribillos, ha reído y ha aplaudido con ganas cada una de
las letras que este gaditano de Carmona le ha regalado a Cádiz.
Muy metidos en faena, con mucha implicación del público y con unas letras perfectamente encajadas en las deliciosas músicas de Tino Tovar, estos dentistas han presentado sus credenciales para llegar, este año también, muy lejos en el certamen.
Los pasodobles, muy en la línea de su autor, dedicados a la belleza interior de la mujer y a reivindicarse de nuevo como gaditano de adopción: “soy gaditano, aunque no echara aquí los dientes”. Acertados los cuplés (muy bueno sobre todo el dedicado a la gordura del autor), simpático estribillo y perfecta armonía del popurrit, estupendamente escenificado.
El Falla, que ya estaba calentito y animado por la buena actuación del cuarteto que los precedió, ha respondido encantado y entregado, como viene siendo habitual con las agrupaciones de este autor, al que Cádiz le robó el corazón, pero que también él ha sabido robárselo a los gaditanos.