Una tropa para cerrar la noche
Estos soldados de fantasía, defensores del carnaval, han cerrado la
sesión de hoy con buenas coplas de comparsa gaditana clásica, pero con
la mala suerte de haber actuado muy tarde, cuando medio Teatro se ha
marchado y los que se han quedado tampoco están para muchos trotes, ya que mañana es día laborable y la comparsa ha comenzado su actuación pasadas las 3 de la mañana.
Después de explicar su misión en la presentación, han dedicado el primer pasodoble al obispo de Tenerife, condenando duramente las declaraciones que hizo hace unos meses en las que afirmaba que muchos menores de edad “provocan” a los adultos, muchos de ellos sacerdotes, para acostarse con ellos. El autor afirma con convicción que “no tienen vergüenza ni conciencia” estos individuos. En el segundo pasodoble, reivindican el papel de los miembros de las agrupaciones, porque sin ellos “las letras, por muy buenas que fueran, no las conocería nadie”; el letrista concluye diciendo que “es de bien nacido ser agradecido”.
Los cuplés, para la sexualidad de un amigo con dudas y para la consola Wii. Más bien endebles.
En el popurrit, cuentan sus experiencias durante los cuatro meses de instrucción (ensayos), definen lo que sería su mundo ideal y expresan sus deseos.
Una buena comparsa, de la que quizás se habla menos de lo que sería justo por varios factores, entre los que se encuentra la mala suerte del horario y la sesión que les ha tocado.
sesión de hoy con buenas coplas de comparsa gaditana clásica, pero con
la mala suerte de haber actuado muy tarde, cuando medio Teatro se ha
marchado y los que se han quedado tampoco están para muchos trotes, ya que mañana es día laborable y la comparsa ha comenzado su actuación pasadas las 3 de la mañana.
Después de explicar su misión en la presentación, han dedicado el primer pasodoble al obispo de Tenerife, condenando duramente las declaraciones que hizo hace unos meses en las que afirmaba que muchos menores de edad “provocan” a los adultos, muchos de ellos sacerdotes, para acostarse con ellos. El autor afirma con convicción que “no tienen vergüenza ni conciencia” estos individuos. En el segundo pasodoble, reivindican el papel de los miembros de las agrupaciones, porque sin ellos “las letras, por muy buenas que fueran, no las conocería nadie”; el letrista concluye diciendo que “es de bien nacido ser agradecido”.
Los cuplés, para la sexualidad de un amigo con dudas y para la consola Wii. Más bien endebles.
En el popurrit, cuentan sus experiencias durante los cuatro meses de instrucción (ensayos), definen lo que sería su mundo ideal y expresan sus deseos.
Una buena comparsa, de la que quizás se habla menos de lo que sería justo por varios factores, entre los que se encuentra la mala suerte del horario y la sesión que les ha tocado.