Momentos para el recuerdo

A lo largo de mi vida, he vivido en el Falla varios momentos que sé que
quedarán en mi memoria para siempre, por el impacto que me han causado.
Recuerdo como si fuera ayer, la primera vez que entré en el Teatro;
contaba con apenas tres años y estaba disfrazado de un periódico
llamado ‘Hoja del lunes’, del que mi padre era director y que tan sólo
se publicaba los lunes, cuando el resto de la prensa descansaba. Me
llevaba en brazos mi hermana, once años mayor que yo, que vestía de
repartidora. Ambos nos habíamos presentado al concurso de disfraces que
todos los años se organizaba en el Falla antes de su refoma y en el que
por cierto, ganamos un premio.
Pasaron muchos años hasta que volví a pisarlo. Curiosamente, fue cuando
aquella hermana que me sostuvo en sus brazos allá por principios de los
80,  se hizo novia de un corista , al que junto a la que ahora es su
suegra, fuí a ver desde el anfiteatro, por el año 90, cuando formaba
parte de un coro llamado ‘El castillo de la Villa’, que no pasó de
preliminares, pero que a mí me parecía fantástico. Creo que fue al año
siguiente cuando escuché a Los príncipes encantados cantar un pasodoble
a los violadores, que quedó grabado a fuego en mi mente.
Siendo ya un adolescente tuve la oportunidad de escuchar, junto a mi
amigo Pepe, a Los Buscavidas de Antonio Martín, que se llevó un primer
premio en el año que su autor fue pregonero. A pesar de la fascinación
que sentía por aquella comparsa, recuerdo especialmente una letra que
El Vapor, de Martínez Ares, gran rival de Martín, le dedicó a éste
“abre la reja ay carcelero, y dame la libertad pa ir a escuchar, pa ir
a escuchar, al pregonero”. Recuerdo perfectamente a ese paraíso puesto
en pie y a mi amigo Pepe Baena hacerme gestos de admiración.
Al año siguiente Los Piratas me impresionaron mucho, pero no ha sido
hasta hoy, cuando la comparsa de Martín le ha devuelto la copla de
homenaje a Martínez Ares, cuando he vuelto a sentir esa sensación que
sé que quedará en mi memoria para siempre.
Después de muchos años y desengaños, pensaba que no sería capaz de
volver a experimentar una sensación como aquella, pero hoy he vuelto a
sentirme feliz en el Falla. He vuelto a experimentar la ilusión que
sentí cuando vi a mi hoy cuñado Miguel sobre las tablas del Falla.