Aligera… agrada al paraíso

Chirigota pura, graciosa y más pendiente de hace reír, que es de lo que
se trata, que de otras cosas. Rodríguez Rondán sigue manteniendo su
estilo, y eso se agradece en estos tiempos.
Muy de Cádiz, sabiendo conectar con el público, que se les ha entregado completamente en una actuación que ha ido de menos a más, para terminar con el patio de butacas puesto en pie y coreando “chirigota, chirigota”. Este grupo siempre ha tenido buena acogida, desde sus tiempos de Esto está embobao, donde dieron la sorpresa por lo llamativo de su tipo, lo ingenioso de sus letras y lo pegadizo de su música.
Muy metidos en el tipo e implicando al público en todo momento, ha llamado la atención un detalle muy original, como ha sido el hecho de que no hayan hecho ninguna pausa entre las diferentes coplas, de manera que el final de la presentación engarza con el principio del pasodoble y así sucesivamente, para demostrar que tienen prisa porque se tienen que ir en el Vapor. Una vuelta de tuerca al reglamento, que además ha propiciado que su actuación sea de menor duración que el resto, lo que a última hora de la noche se puede agradecer, cuando los párpados empiecen a pesar.
Hay que agradecer este esfuerzo de lo chirigoteros, en el que se ha antepuesto el interés por agradar e innovar al provecho que podrían haber sacado entre coplas de los aplausos y el reconocimiento de la afición.
Muy agradable y divertida, como viene siendo habitual en esta agrupación.