Qué venga Giorgio Aresu
Varios coros y comparsas de tronío han demostrado
este año lo importante de la danza en el escenario. El Desafio, la
comparsa de Luis Rivero, hacía una especie de baile de Jon Wayne que le
causó sensación a mi prima Maribel, que trabaja en El Corte Inglés.
Alapalacama
o como se llame, lo siento Juan Carlos Aragón, es que el nombre de tu
magnífica comparsa es mú difíci, está todo el tiempo dándole al
bamboleo, especialmente el director que es una especie de Ramón
Velázquez, pero en carnavalesco y está todo el tiempo dirigiendo a la
agrupación, qué si un poquito a la derecha, que si a la
izquierda…Pero la verdad es que le daba su toquecito al tipo. No cabe
duda de que la agrupación, al igual que la de Rivero, aporta cosas
nuevas. Quillo, Monforte no sea más derrotista.
Y
los damos camareros de doña Teófila….oh….oh….una palmerita de
huevo. Bueno, lo del coro de Julio Pardo fue ya como el Festival de
Folklore que organiza la Cátedra Adolfo de Castro. Detrás del escenario
habían puesto el ropero de La Pantoja, qué de traje…cuanto glamú.
La
cosa se vé que adelanta y ya la coreografía parece que se va a
convertir en otro elemento fundamental del Carnaval del Falla y seguro
que habrá que abrir un nuevo apartado de puntuación para el jurado: el
de meneos variados.
Vamos es que yo creo que
para el próximo año, cuando venga Canal Sur a transmitir el concurso en
vez de venir Modesto Barragán van a tener que traer a la mushasha esa
que transmite el patinaje sobre hielo para que nos ayude a comprender
las cabriolas y saltos de cama de los comparsistas. «Zubiela acaba de
hacer un doble carpado con cabriola y demiplie de media costilla»
narrará la chiquilla. Modesto, o te pone a ver vídeos de los mejores
momentos de la Pliseskaya bailando del casachov o te veo que te queda
como el puente Carranza, atascao.
Y es que las
agrupaciones del concurso necesitan ya un management más amplio y urge
crear la figura del director de coreografías y meneos para evitar que
se nos caíga un contralto de boca tras realizar un arriesgado salto de
puntillitas, pero no las de freir.
Las peñas de
Cádiz deben programar conferencias de Giorgio Aressu o del tostadito
(no utilizaré la palabra negrito porque últimamente hay que tener mucho
cuidado con el lenguaje) de Bony Em para que nuestros comparsistas y
coristas se conviertan en fiebres del sábado noche, sábado tarde y
hasta fiebres del sábado antes de desayunar que en Cádiz somos muy
exagerao pa tó.
Así nuestros comparsistas y
coristas adquirirían cultura de baile y provocarían más
desvanecimientos que un golpe de cadera de Ricky Martin. Aquí podría
surgir como gran estrella del rageton, Ricky Martín del Tesorillo e
interpretar el baile de la naraja navelate.
En
estos tiempos en los que triunfa el sobremeneo en el escenario cabe
recordar a los pioneros en estos menesteres. A aquel Alemania que salía
con Enrique Villegas y que siempre tenía su momento para un zapateado
con arrecogimiento de pernera de pantalón y enseñamiento leve de lo que
son los calcetines. Al gran Pepón, que también solía interpretar algún
solo para taconeo y jaleo en sus interpretaciones y a uno, cuyo nombre
no recuerdo, que llevaba en la punta Enrique Villegas y que hacía como
unos trompitos dando vueltas en las actuaciones y que causaban gran
jolgorio entre el público porque era como una actuación de cómo bailan
los caballos andaluces pero en humano.
Aquí
habremos fracasado, por el momento, en la incorporación de la mujer al
Carnaval porque son muy pocas las que participan en el concurso, pero
si estamos llegando al máximo desarrollo de todas las varoniles artes y
desde luego si se mete uno a comparsista sale muy completito. Vamos que
partir de ahora los instrumentos carnavalescos serán pito, caja, bombo
y tutú. Cádiz, cada día te pareces más al lago de los cisnes…que
patazo.