Palabra de cuartetero

Un
cuarteto con gancho es una agrupación que tiene ese don divino, tiene
el viento de Levante de cara y con ellos cuarto y octavo de carcajadas
de buen tamaño pa freí está asegurado.

Igual que las conservas de Barbate llevan el sello de
calidad de producto andaluz, el cuarteto con gancho lleva el sello de
calidad de que es muy de Cádiz, tiene ese tipo de gracias que nos
gustan a los sibaritas de la risa, que es en lo que nos convertimos
después de un mes escuchando coplas a un ritmo de una cada dos minutos.

En principio el cuarteto no tiene nada especial.
Representan un ring. Pues mire ring de lucha y de los ring de teléfono
han salido unos pocos, son como los tomates pa ensalada, que los hay en
todos los puestos de la Plaza. Pero ya si usted delimita las esquinas
del ring con cuatro cañones de los que hay en las esquinas de Cádiz,
pues mire ese tomate ya viene con la piriñaca dentro.

No sé por qué, pero ese detalle ya encandila al
público. Luego están los personajes. Por un lado una especie de
presentador , Burger King, primo de Don King, que en cada actuación
aparece igual vestido, pero con alguna pamplina trapajosa. Por ejemplo
en su actuación del sábado por la noche Burger llevaba puesta una
peluca, como del millonario, de rojo intenso y con los pelos por lo
alto, un disfraz de los que seguramente veremos 403 en la noche del
próximo sábado de Carnaval. No sé por qué, pero Burger King es de
Cádiz, aunque tenga nombre de hamburguesa plasticosa. Después están los
púgiles. Uno se llama Casius Kai, el potra de Loreto. Va con pelito
corto, un poquito metiíto en carne, su batín verde y la cara como si le
hubieran dao más cacheta que un preso de Guantánamo. No sé por qué,
pero el potra, cuando habla sabe a Callejones de Cardoso esquina con
Sagasta. El otro boxeador es el bicho de Benalup. Si usted lo analiza
va de cateto, pues vaya tipo original, pero va también como si se
hubiera inventado el disfraz el sábado por la tarde. Pintada de negro
lleva una barba para darle mayor aspecto rural al personaje. Carzonas
en rojo y luego el toque glamuroso que confirma su catetez más
absoluta, una chaqueta de lentejuelas en color plata que lo hace tener
aspecto de boya en medio del Bajo de la Cabezuela. Para colmo tiene
unas cejas más pobladas que el césped del Carranza, yo creo que hasta
hay vida animal en su interior y no me extrañaría encontrar pastando a
alguna vaca.

Pero hay que escuchar al hombre rural cada vez que
habla, bueno más que hablar grita, porque ese hombre sería una joya
para Comisiones Obreras para abrir manifestaciones. Si existía el
hombre del seiscientos, éste sería el hombre del megáfono, pero sin
necesidad de llevarlo.

Finalmente hay un personaje que va cambiando cada día y que lo mismo es periodista, que representante, que lo que le echen.

No hay nada que sobresalga, nada que vaya a ser un
antes y un después en el Carnaval de Cádiz, pero sí hay un estilo
trapajoso, un saber estar que en algunos momentos recuerda a personajes
entrañables como El Peña o El Libi.

No cabe duda de que el trabajo de Miguel Ángel Moreno
Gómez y José Manuel Cossi González, los autores de la agrupación, es de
sobresaliente. Probablemente estamos ante uno de los repertorios de
cuarteto mejores de los últimos años, con diálogos originales, frescos,
llenos de detalles de Cádiz y sin dedicarse a buscar a la menor ocasión
la rima en olla, ajo y one.

Pero no cabe duda de que ese trabajo no valdría nada
sin la interpretación de los cuarteteros que es magnífica, con
vozarrones de esos que llenan el escenario y que están al alcance de
muy pocos. Son como sirenas de Astilleros pero con cuerdas vocales y
atraen la atracción desde el primer momento, como un plato de
langostinos de Sanlúcar.

En los últimos años estamos acostumbrados a que
muchos cuartetos caen en representar obras de teatro rimadas o a
refugiarse en temas fáciles, acudiendo en el 90% de las ocasiones al
sexto mandamiento. Tan sólo por escuchar a ese hombre rural indignado
porque le han preguntado si tiene esponsor y él, viendo su virilidad
tocada, responder que él tiene esponsa y sacarla a ella en riguroso
directo valdría la pena escucharlos de nuevo. Yo creo que, como ellos
piden al final de la parodia, habrá combate final y seguro que lo ganan
porque tienen en un tarrito guardada esa buscada fragancia que es la
esencia de Cádi.