Milagros al laíto de la línea Uno
Como
ya publicó La Vó, el Ayuntamiento de Cádiz colocó delante del monumento
a Las Cortes un pebetero que echaba fuego como si esto fueran las
olimpiadas de Barcelona, cuando todo el mundo sabe que aquí lo que
gusta no es el olimpio, sino el osucio.
Pero
por lo visto, para ponerle fuego al pebetero debieron haber comprado
mejor una bombona, porque después de que la que le sacaba la lengua en
la portada de LA VOZ a Doña Sofía se hiciera la foto con el mechero de
allí no ha salido fuego ni para calentar un arró con pollo.
Los
hechos ocurrieron durante la mañana de ayer según comentó una de las
palomas concentradas (no vayamó a empezá ya a ponerle pero a las cosas.
Vamo a ver si Cádiz es la ciudad que sonríe porque no pueden hablar las
palomas de la plaza España y hasta comer pan con manteca). Pues este
animal palomero comentó que estaba tomando unos maíces que le estaba
lanzando un simpático chiquillo cuando se vio atraída por unas cáscaras
de pipas que habían tirado al suelo unos desaprensivos. «Sí coóne, unas
cáscaras de pipa. No me mire con esa cara. ¿No te come tú los bichos
que van dentro de los burgaíllos? Por qué no me voy a poder comer yo
las cáscaras de las pipas, cara cabrilla, que ere un cara cabrilla».
«Oh,
unas cáscaras de pipas, me dije para mí. (Continuó el ave palomera)
Serán de Facundo o de Churruca y me dirigí a gran velocidad y haciendo
la ola con las alas hacia ellas para jamarmelas. Más cuando llegué me
embauco un olor… oé las once de la mañana y ya están aquí fumando
porro me dije, pero comprobé que de allí salía un olor especiá».
«Totá,
que llamé a Paqui. La resucitá, le dicen, porque más que se posa en la
iglesia de San Antonio. También llamé a la paloma de la Pá, que se lo
dicen no porque sea pacifista sino porque vive en la barriada y les
dije olé, olé, olé», como si fuera a presentar al grupo flamenco de La
Perla.
«Incienso, incienso», gritó la paloma
Paqui con tal fuerza que se enteraron las palomas que se cagan en la
Diputación. Más todas vinieron y éstas se lo contaron a las del muelle
y a las que viven en San Juan de Dio y llegaron 50 palomas de la plaza
Candelaria y otras 40 del mercado, que se les reconocía porque tenían
en el pico mijitas de lechuga y el grupo palomero de la plaza de
Sevilla y las reales palomas blancas de las Puerta Tierra y hasta
Palomo Linares creo que llegó.
«Pero mírarle
la cara al caballo del monumento. Se le ha puesto el mismo rostro que
al caballo de La lú y el Agua». Sí, sí, sí gritó un grupo de aves
migratorias que paran en San Felipe Neri».
Milagro,
milagro al laíto de la línea uno, exclamó una paloma blanca desde un
autobús urbano plaza España-Cortadura. El ave portaba un bonobús
gastado en el pico a modo de rama de olivo, pero en gaditano. (Observen
aquí la fina ironía. La paloma lleva en su pico un milagro, porque es
un milagro en Cádiz encontrar sitios donde vendan el bonobús).
Hagamos
un triduo de urgencia o una romería en su defecto, cantó una paloma que
por la forma de hablar era del PA y las doscientas palomas, tres
millones según la AVT, se pusieron a piar rezos de volatería delante
del pebetero que manaba incienso.
Dos empleados
municipales se acercaron al lugar. Plantaron tres palos delante del
monumento a las Cortes. Otro, plín, plín, plín, clavo una valla con
colores azulitos: «PGOU Fantasía de Cádiz. Departamento Vamos a contar
mentiras tralará. Proyecto de creación de un emanador de incienso en la
plaza de España. Transformación del monumento a las Cortes en Romería.
Cádiz, más que ciudad que sonrie, ciudad de chiste».