Llegó
Hoy es el día. Acabaron las Fiestas Tópicas y empieza el Carnaval. Es como si después de llevarte un mes comiendo para desayunar Pan Bimbo sin corteza con jamón de pavo y ahora te sirvieran una rebaná de telera emgollipona de Medina como la cubierta del portaviones Príncipe de Asturias y con una capa de manteca colorá del mismo volumen que el relleno del Bajo de la Cabezuela. Vamos, es que yo ante una situación así, me alistó hasta de conductor de cazabombardero y desfiló mejor que el guardicivil de las barbas que va tocando el tambor a caballo en el desfile de las Fuerzas Armadas. No iré al carrusel de la Segunda Aguada. A mi eso de tomarte el primer moscatel del Sanatorio delante de la gasolinera de Hipercor pues no me pone. Me pasa lo mismo que con las turgencias de silicona, que no me convence lo de la ingravidez. Apoyaré a Martínez Ares y me vestiré de pirata. Me he comprado en el Leroy Merlin dos argollas de cortina que me voy a poner en las orejas a modo de elegantes sarzillos. No sé si estaré guapo, pero si me encuentro por la calle Ancha al equipo soviético de gimnasia hacen allí una exhibición de anillas con doble mortal enzarcillado, carpado y encebollado.
Con un gorro de nadador de color carne de ternera de Ávila me he hecho una calva que para si la quisiera el mítico teniente Kojak y así, además, voy calentito por si hace relente. En la cara me voy a dar un barniz color caoba, como el de Javier Arenas, que parece que en vez de rayos uva se da rayos a cubas. Tiene la piel del mismo color que la mesita de noche de Ana Karenina, que era de Nogal de la Estepa, rusa, no la de los polvorones.
No llevaré espada, como si fuera un pirata pirado y me colgaré un cartel que diga: Yo no soy como El Peña, podeis tirarme bocadillos de jamón, que no me voy a mosquear. Cádiz, al ataque.
Con un gorro de nadador de color carne de ternera de Ávila me he hecho una calva que para si la quisiera el mítico teniente Kojak y así, además, voy calentito por si hace relente. En la cara me voy a dar un barniz color caoba, como el de Javier Arenas, que parece que en vez de rayos uva se da rayos a cubas. Tiene la piel del mismo color que la mesita de noche de Ana Karenina, que era de Nogal de la Estepa, rusa, no la de los polvorones.
No llevaré espada, como si fuera un pirata pirado y me colgaré un cartel que diga: Yo no soy como El Peña, podeis tirarme bocadillos de jamón, que no me voy a mosquear. Cádiz, al ataque.