Lamentable olvido
Todos los días, después de rezar el Angelus, a las doce del mediodía, una vez que el ángel ha anunciado a María, dedico un rato a la contemplación de la belleza. Ayer estuve siete horas mirando el cartel del Carnaval. Las dos primeras transcurrieron sin incidentes. Me centré especialmente en la piconera que aparece en medio. La pobre mía parece más bien de un pueblo de Palencia porque más que meneando el plumero con gracia exquisita parece que es una agente de la Policía Local dirigiendo el tráfico en la esquina de Canalejas con San Juan de Dios. Volviendo al cartel. Mientras más lo miraba me asaltaban las dudas y las ganas de almorzar, también. Pero, al fin, me di cuenta de que le faltaba algo…y di con la tecla. Al cartel le falta el pebetero. ¿Cómo ha podido ocurrir esto virgencita del Carmen coronada?
Yo no sé si estarán ustedes de acuerdo conmigo pero quizás el pebetero que puso el Ayuntamiento en el monumento a las Cortes de la plaza de España es la aportación más importante en materia de arte realizada en la capital de Occidente a lo largo del siglo XX, tan sólo comparable en magnitud y tronío a la fuente de las tortugas y a la casa que hay alicatá en amarillo y a fachada completa en el Campo del Sur. Qué lastima que cuando Rafael el bizco, el último héroe de Cádiz, daba vueltas sin cesar a la plaza España en su bicicleta no hubiera estado el pebetero para que en la última etapa circular le dieran fuego y diera la vuelta de honor con las velas encendidas, como mi virgen de las Penas cuando se recoge por la calle Torre.
La verdad es que no comprendo como a Vicente Sánchez, que está siempre en todo, se le ha escapado este detalle…¿Por cierto, Vicente, que te parece Ogunsoto para pregonero del Carnaval?
Yo no sé si estarán ustedes de acuerdo conmigo pero quizás el pebetero que puso el Ayuntamiento en el monumento a las Cortes de la plaza de España es la aportación más importante en materia de arte realizada en la capital de Occidente a lo largo del siglo XX, tan sólo comparable en magnitud y tronío a la fuente de las tortugas y a la casa que hay alicatá en amarillo y a fachada completa en el Campo del Sur. Qué lastima que cuando Rafael el bizco, el último héroe de Cádiz, daba vueltas sin cesar a la plaza España en su bicicleta no hubiera estado el pebetero para que en la última etapa circular le dieran fuego y diera la vuelta de honor con las velas encendidas, como mi virgen de las Penas cuando se recoge por la calle Torre.
La verdad es que no comprendo como a Vicente Sánchez, que está siempre en todo, se le ha escapado este detalle…¿Por cierto, Vicente, que te parece Ogunsoto para pregonero del Carnaval?