La invasión de los paburrís

La proliferación de los paburrís este año en el
escenario del Falla es pavorosa. Excepto un grupo de no más de 10
chirigotas y un par de coros, el resto de los popurrís ha sido tan
soporífero que hasta Picasso le hubiera dado tiempo a pintar un cuadro
del aburrimiento acumulado.

Tal es la cosa que los popurrís de Cádiz podrían
robarle su protagonismo a las nanas para dormir no sólo a niños sino a
mayores y hasta animales de cuatro patas, dado su efecto vasodilatador.

El más indicado para estos tratamientos somníferos es
el tipo poético manontropo, es decir, el que suelta poesías una detrás
de otra a ritmo de música de cómo de convento pero en guayominí.

Igor Lasmuelas, product manager de Investigaciones
del Sueño en Clases Pasivas SA, señala que tras el estudio que está
haciendo ha visto que existe un popurrí perfecto para dormirse: Suele
empezar con un uh, uh, uh, uh, a media voz y con fondo de guitarra. «Lo
del fondo de guitarra es muy importante porque al tío le recuerda la
niñez y ya empieza a doblar el cuello que es la mejor prueba de que la
cosa marcha bien».

Después de los uh,uh,uh, es muy recomendable hacer
mención a un amanecer. Bien sea el amanecer tipo estándar, el de la
playa de La Caleta, con ronroneo de barquitas y caballas en semivuelo
sirviendo con sus chapoteos de ritmo acompañante, o también el que
ahora se está imponiendo con mucho éxito que es el amanecer en los
terrenos ociosos de Astilleros con poéticas alusiones a los pórticos.

Es el momento entonces para un cambio de ritmo, muy
leve, pasando a alegro pizzicato. Se puede aludir entonces a la
historia de Cádiz. Por lo visto sólo hay un esquimal y un negro bantú
en el mundo que no saben que el paraíso del jubilado tiene 3000 años,
pero a nosotros nos da igual, lo repetimos todos los años. Lasmuelas
señala que el toque histórico es muy beneficioso para el sueño, sobre
todo si hay una alusión a algún personaje histórico como el faraón
Mentujotec, Columela, que tiene calle en Cádiz, Marco Antonio, que no
la tiene, o Vicky el Vickingo. Esto fomenta que el primer sueño del
bello durmiente sea agradable y le haga, por ejemplo, convertirse en
Mentujotec luchando contra la cruel reina Neferchichi, que se bañaba
todas las mañanas en manteca colorá para conservar su belleza…Era de
Chiclana.

Ahora, tras el toque histórico, es el momento para el
famoso sólo flamenquito. Ese momento en que el comparsista baritono o
flamenquito de la agrupación se adelanta, baja la cabeza, abre los
brazos como Moisés antes de abrir las aguas y, ¡ji! Se tira una copla,
preferentemente con quejio flamenco. El sólo de mitad de paburrí es
bueno que sea dedicado a la gaditana. Tienes los ojos como dos Land
Rover cruzando por el desierto o tus labios son como la entrada del
Aquapark o un piropo más imaginativo, niña tienes la cara, ay, ay, ay
(quejio largo) para quitarte todo el peaje de la A-4. Aquí Las Muelas
considera interesante incluso poner algún toque de modernidad y
relacionar el piropo con la actualidad. Para que pase mi niña por la
calle Nueva, también quiero que le quiten todos los alcorques y las
farolas también, que ella le gusta caminar a media luz porque le da
corte o un piropo acuático: «Niña tienes mejor figura que el nuevo
catamarán de la Bahía».

Es fundamental terminar con los brazos en alto, un
golpe de tacón o de pecho y una mirada, rápida eso sí, al palco de las
ninfas ya que surge fácilmente la ovación. Después con técnicas
digitales se suaviza el aplauso para no perturbar el sueño.

Es momento para un cambio de ritmo y el toque
correspondiente de lloriqueo. ¿Cádiz que te están haciendo? se pregunta
la comparsa, que ha sido de tus muelles de tus Astilleros, de la
fábrica Tabaco, porque en la plaza no se encuentra confit de pato, que
te pasa Cádiz que estás perdiendo hasta el brillo de la urna del Santo
Entierro. Conviene aquí pararse para quejarse de los políticos,
atención, aclarando eso sí, «que yo no tengo color». Lo más habitual es
decir que son unos mangantes, tiene fácil rima y consigue ovaciones,
aunque podría ser un gran efecto acusarlos de prevaricación, que eso
sería un toque de originalidad.

Y ya se pasa a la apoteosis. Aquí lo más premiado es
decir Cádiz, cuna de la libertad, sábana de la paz y almohada del libre
pensamiento…pero como siga perdiendo población te va a comé un
pimiento. En este momento hay que empezar a pegar bombazos gordos para
que la gente se vaya despertando y acercarse a la punta del escenario,
como si los comparsistas se fueran a tirar por las murallas de La
Alameda. Brazos en alto, Cádiz te quiero, Cádiz te adoro…como la
salsa del pomodoro y dos o tres traralalás para retirarse. Qué
escándalo, quillo, y ocho minutos de sueño.