Carapapas multifunción

No
lo tenían fácil La Cuadrilla, la comparsa de Angel Subiela, como se le
conoce en el mundillo del Carnaval, traía la herencia de Tino Tovar,
uno de los autores de letras más exquisitas de la fiesta. El y Antonio
Martínez Ares, han sido quizás los autores que han escrito letras de
mayor belleza estética del Carnaval, de más alto nivel literario.
Superar a Tino, o al menos, hacer que la gente no se acordara de él ya
era todo un reto y los Carapapa lo han conseguido. El año pasado El
espíritu de Cádiz, la precedesora de La Cuadrilla, había obtenido el
primer premio del certamen.

Criados en plena
calle de La Palma donde su padre regentaba un bar conocido como el del
Carapapa, situado a 20 metros de la iglesia de La Palma. Los Carapapas
«comieron Carnaval» desde chiquititos. Creo recordar que su padre tenía
cuadros de agrupaciones en las paredes y el establecimiento era
tertulia habitual de carnavaleros.

Los
Carapapas, por tanto, tenían la masa para, en un símil gastronómico,
hacer unas magníficas tortillitas de camarones, pero no cabe duda de
que luego ellos, han sabido darle el punto de sal, ponerle la cantidad
exacta de camarones y freirlas en un aceite humeante. Así salen
repertorios crujientes y con sabor como el que presentaron sobre el
escenario.

Quien busque en la cuadrilla los
tradicionales piropos a los burgaíllos de La Caleta puestos de lao y a
la esquina de San Antonio con Ancha lo bonita que es, va más
despistado, que si pretenden encontrarle argumento a una película de
Arnol Sonsonage.

La cuadrilla es desde
principio a fin una personal denuncia de Los Carapapas de cómo está la
cosa del trabajo y, especialmente, se muestran muy duros con uno de los
problemas mayores en Andalucía, la alta tasa de accidentes de trabajo.
Pero aunque tienen momentos muy serios, como este pasodoble, la
comparsa tiene también su sitio para el cachondeo cuando se ponen a
analizar la cantidad de descuentos que tienen las nóminas, incluido el
maldito IRPF y momentos para la imaginación cuando narran un convenio
colectivo soñado que firmarían CCOO y UGT con los ojos cerrados…A
Cuevas el de la Confederación de Empresarios ya no le gustaría tanto,
ya tú ve.

Rompen así con dos de los más
horribles tópicos de las comparsas de los últimos años el síndrome
piroposo y el síndrome lacrimógeno. Para hacer una comparsa no hay que
llevarse todo el tiempo tirando besitos o, en el tiempo que queda,
llorando porque todo va mal.

Los Carapapas,
que se incluyen en ese grupo de emigrantes que tuvieron que buscar en
Alicante el trabajo que aquí no había, se sentían cómodos en su
repertorio. Como se diría en el lenguaje del muelle que representan
«conocían el paño» y si a eso se le une la interpretación del grupo de
Subiela pues tenemos una comparsa que apunta a primer premio por muchos
sitios…ya se lió.

No cabe duda de que los
Carapapas han sido unos tipos originales en el Carnaval. Empezaron,
creo recordar porque hablo de memoria, con aquellas chirigotas en las
que sólo se acompañaban de caja y bombo y para colmo con pocos
componentes, no más de ocho. El público escuchaba en silencio sepulcral
aquellos pasodobles de Blancanieves y los siete enanitos y La banda del
tio Perete, en la que iban de músicos. Luego ya introdujeron las
guitarras y han logrado éxitos notables basados, sobre todo, en un
pasodoble clásico, cuplés graciosos y popurrís con argumento, otra de
sus aportaciones al Carnaval.

Los Carapapas son
de los que se documentan para hacer los repertorios. Cuando sacaron los
pavos reales dieron toda una lección de la realeza española e igual han
hecho este año con su chirigota de Napoleón y Pepe Botella, un popurrí
con historia en la que además de dar una biografía del militar francés,
cuentan sus peripecias en la conquista de Europa, con su lógico fracaso
con Cádiz….Aquí ha fracasado hasta el Kentaky Fried Chiquen.

Los
Carapapas forman ya parte del álbum de honor de hermanos famosos del
Carnaval de Cádiz. Forman parte de la hornada de chirigotas viñeras, de
las de los pasodobles de escalofrío y los cuplés de doble intención.
Son de esos privilegiados que conservan la esencia que se pasea por las
tardes por la calle de La Palma…uy, uy, uy que me estoy
apasodoblando. En la Viña ya lo único que falta es que para hacerle la
competencia a estos hermanos, salgan los hermanos carabisté, ese día ya
el barrio estará completo.