«De competir me gusta lo bueno y lo malo y si no fuera al Falla, no saldría»

 

Puede que su rostro no sea de los más reconocibles para los que siguen a las ‘estrellas’ del Carnaval, pero Paco Oliva es uno de esos hombres que ha contribuido de forma notable a la fiesta, con una presencia anual y activa, de uno u otro modo, desde hace décadas. Ha tocado distintos palos. Ha sido miembro del jurado (1997) y comparsista (tres años, en la segunda mitad de los 80) pero su verdadero papel en la tradición coplera gaditana es el de corista. Ha formado con grupos muy conocidos, de Julio Pardo a Quico Zamora. Ahora sólo se ve saliendo con Fali Pastrana. Acumula seis primeros premios en esta modalidad y acaba de obtener el Antifaz de Oro, una especie de alianza de boda eterna con una afición que mantiene intacta aunque se ha prolongado a través de 29 agrupaciones distintas.

-Casi tres décadas después de empezar llega el reconocimiento ¿Tiene ganas de seguir?

-Me gusta igual que antes. No sé cuanto tiempo estaré pero pienso seguir mientras cuenten conmigo. Eso sí, no me veo ya en otro grupo que no sea el coro de Pastrana. Con los años, los cambios ya no apetecen tanto. De joven, incluso pueden ilusionarte. Pero ya, no.

-¿Qué ha cambiado en este tiempo en las agrupaciones?

-Pues la calidad, el nivel. Antes, una agrupación, un coro, necesitaba muchos años para ser audible, competitivo. Incluso los ahora consagrados necesitaron mucho tiempo. Ahora hay grupos que en tres años lo consiguen, se ponen ahí arriba. Eso es un avance que antes no se daba.

-¿Como lleva la tensión y la competición del Falla?

-Es que a mí competir me encanta. Me gusta ese juego, me gusta el Concurso, con todo lo bueno y lo malo que tiene. De hecho, si no fuera para competir en el Falla, no saldría. No iría sólo a la calle. Me encanta, pero después de competir.

-¿Con qué año se queda?

-Con el primero en el que salí con mi hijo. Fue en 2007, con ‘La guerra de Cai’. Mi hijo Efraín siempre había estado con el coro, desde muy pequeño, en los ensayos, subido en los carruseles, pero aquel año empezó a salir con nosotros y, afortunadamente, hasta ahora.

-Casi todos los intérpretes se quejan de que el Carnaval quita tiempo para la familia pero usted ha conseguido darle la vuelta.

-Es verdad. Así estamos más tiempo juntos, compartimos la afición, hablamos más… Una alegría. Y mi mujer está más tranquila al saber que estamos uno con el otro (ríe).

-Probó en comparsas ¿Qué tal?

-Fueron tres años, con Ripoll, Fali Pastrana y Quico Zamora. En el Falla, en el escenario, disfruté. Es más individual, tienes más espacio. Pero en la calle, la comparsa no disfruta. Vas de un concurso a otro, de un lado a otro, de un tablao a otro. En la comparsa, comparado con un coro, no se disfruta la calle.

-¿Y aquel año como miembro del jurado en el Falla, qué le enseñó?

-Fue toda una experiencia. Es cierto que ves la peor cara del Concurso pero la inmensa mayoría de la gente que va al jurado es honesta y tiene la mejor intención. De hecho, si alguna vez no saliera, no tendría ningún problema en repetir.